El audiovisualista chileno Ricardo Ferreira (@rfo_10), de 32 años, llevaba trabajando casi un año en el Ministerio de Bienes Nacionales para el 18 de octubre. Su oficina se ubicaba en Santa Rosa con Alameda, de modo que cuando salió de trabajar, ya se podían apreciar los primeros disturbios en el centro.
No obstante, siguiendo con su rutina, se dirigió al gimnasio al que solía ir después de trabajar. “Cuando salgo del gimnasio ya había cambiado bastante el panorama, había barricadas por todos lados. Sin haber visto las noticias, no le tomé el peso a lo que estaba pasando. Al rato, supe que la torre Enel la habían quemado. Era mucha información que procesar en ese momento”, relata Ricardo Ferreira.
Tras haber estudiado dirección audiovisual en el DUOC, pasó un año estudiando guion en España. Llegó a Chile donde consiguió trabajo grabando y editando todas las actividades del Ministerio.
Así lo afirmó Ferreira: “Venía llegando de España y las diferencias están a la vista, del sistema de salud, de educación, del transporte público. Todas estas cosas estaban muy latentes en mí. Al surgir todo esto, me dije ‘hay que hacer algo, mostrarle al mundo qué es lo que está pasando acá, y ser parte de esto’. Yo tengo la suerte de no estar tan afectado con este sistema. No me tuve que endeudar para pagar mis estudios, pero el 90% de mis compañeros sí”.
Lo anterior dio origen a #ChileDespertó (2020), documental que narra los inicios del movimiento social iniciado el 18 de octubre de 2019 y que su estreno está programado en nuestro país para el festival de cine Sanfic. La producción, de media hora de duración, es el proyecto más largo realizado por Ricardo Ferreira hasta ahora, quien solo había realizado cortometrajes y documentales de 5 a 7 minutos.
El director y creador de #ChileDespertó conversó con La Máquina sobre el desarrollo de este trabajo audiovisual, su camino en Sanfic y por qué es tan importante no olvidar lo que ocurrió desde octubre de 2019 hasta inicios de 2020.
N.E.: Esta entrevista se realizó de manera remota, debido a las precauciones dictadas para evitar la propagación del coronavirus covid-19.
¿Cuándo comenzaste a grabar y cuándo hiciste la última toma?
El lunes 21 de octubre yo tomé la cámara y dije “aquí hay que hacer algo”, esto es transversal a todas las clases sociales y todas las generaciones, hay que registrarlo. Yo tomé la cámara sin saber que iba a hacer un documental. Terminé allá por el 1 de diciembre. Tenía 40 minutos de montaje y me dije “esto hay que acortarlo un poco”, porque justo salió la posibilidad de postularlo al Festival Internacional de Cine y Derechos Humanos de Valencia, en febrero de este año. Entonces ahí comencé a pulirlo y cortarlo. Postulé y quedé y ahí fue el estreno mundial del cortometraje.
¿No crees que es un poco pronto para estrenar una película del estallido social, dado lo inestable y vertiginoso que se han dado las cosas últimamente?
Es que esto es ahora. En 5 meses más va a cambiar. Tú viste que en marzo llegó el coronavirus, cambió todo y se fue todo a otro tema. Esto fue un suceso histórico y es el momento de contarle al mundo “pasó esto”. El documental trata justamente de explicar este gran movimiento que salió en todas las noticias, no solo de Chile, sino del mundo. Su objetivo es contar el inicio de este movimiento de octubre.
La sinopsis hace una aseveración un tanto controversial: “30 años de falsa democracia”. ¿Puedes explicar un poco más esto?
Ahí yo planteo mi punto de vista como realizador y ciudadano. Creo que la gente en este país no tiene las mismas oportunidades, dependen de donde uno nace. Creo que esa democracia que nos prometieron, donde todo es más o menos igual para todos, no es tan así. Por eso se habla de falsa democracia, donde la gente cree votar para cambiar el país, pero han pasado 30 años en que el país sigue igual, no ha habido grandes revoluciones donde digamos “salimos de dictadura y ahora de verdad somos un país completamente diferente”.
¿Qué fue lo más difícil de grabar en la zona cero?
Lo más difícil era tratar de tomar imágenes de la Primera Línea. Lo primero era tu seguridad propia y luego proteger el equipo y andar siempre precavido. Hay una escena del documental, que es por la calle San Antonio, había mucha gente, y de repente empiezan a correr de los pacos. No se metió el zorrillo, pero tiraron una ola de gas. Creo que esa fue la primera vez que la gente empezó a alegar que estaban mezclando el gas lacrimógeno con gas pimienta. Lloramos como 10 minutos sin ver nada antes de recuperarnos.
Yo de verdad me sentía muy seguro en la zona en que estaba. Le teníamos más miedo al paco que estaba en frente que al cabro que estaba tirando piedras. Siempre con la precaución de solo tomar planos generales y abiertos, nunca rostro, por algo la gente ahí suele estar muy cubierta. Al final, los cabros están ahí dando la vida por proteger al resto, para qué los vamos a echar al agua.
Uno de los temas más polémicos del estallido social ha sido justamente la primera línea y la violencia, ¿qué visión tienes tú?, ¿cómo lo abordas en el corto?
Trato de ser lo más imparcial posible. Las tomas no están solo enfocadas en decir “es que carabineros tienen la culpa porque ellos son los violentos” o “la Primera Línea son los violentos porque son la gente que va a atacar a los carabineros”, yo estando ahí me di cuenta que la cosa igual era imparcial. Pero a veces, la gente estaba protestando y llegaban carabineros a desmantelar todo, sin protocolo, sin advertencia, y en ese momento aparece la Primera Línea para frenar a estos movimientos y dejar que la gente pueda manifestarse tranquilamente. Ahí yo trato de mantener la imparcialidad, siempre desde el punto de vista de “ahí está, véanlo ustedes. Lo que yo vi fue esto, ustedes saquen sus propias conclusiones”.
Tomando en cuenta lo polarizado que está el debate, ¿qué le dirías a alguien que te acuse de glorificar la violencia en esta película?
Yo no creo que el documental se enfoque tanto en la violencia. Dura media hora, tiene una estructura donde se explica por qué surge la violencia, por qué hay un reclamo de Derechos Humanos, por qué hay noticias de gente baleada en los ojos, creo que el documental habla más del porqué de las cosas que de decir “aquí hay violencia, aquí no”.
Esta es posiblemente la primera película sobre el 18 de octubre, ¿cómo crees que serán en el futuro las películas del estallido social?, ¿veremos largometrajes, documentales, películas de ficción?
De todo, viene de todo. Yo estando con la cámara ahí, vi a mucha gente haciendo lo mismo. Muchos colegas grabando, sacando fotos… esto es histórico, van a venir cinco películas más, cinco reportajes más, veinte cortometrajes, documentales, películas, ficciones, y eso es súper bueno porque marcó un hito en la historia y es súper importante contar esto.
¿Qué lecciones deben sacar los cineastas a partir del estallido social? ¿cómo crees que esto marcará al cine chileno?
Creo que es una temática que va a marcar a algunas ficciones o documentales, como lo fue alguna vez el período de los ´90 que se hablaba de dictadura, de los detenidos desaparecidos, va a volver la necesidad de contar esto, de decir “mira, pasó esto, no te diste cuenta, pero pasó esto otro”, son períodos de rescatar la historia, de decir, “oye, esto se cuenta en los libros, pero también lo tenemos acá, en la ficción o en el documental”.