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Entrevista | Rodrigo Susarte y Vladimir Rivera, creadores de ‘Gen Mishima’: “Nos gustaba la imperfección de la serie”

El director Rodrigo Susarte y el guionista Vladimir Rivera se conocen desde la universidad, época en que empezaron a planificar su mayor proyecto junto también a Enrique Videla y Alvaro Solar: la mítica serie ‘Gen Mishima‘ (2008, TVN), unas de las producciones, quizás, más olvidadas por la televisión criolla, pero una de las más adoradas por la audiencia.

Cabe mencionar que ‘Gen Mishima’ también es prácticamente una de las pocas historias con tintes de ciencia ficción que se hallan en Chile. He ahí uno de los elementos que le dan mayor importancia.

En La Máquina conversamos con ellos tras 12 años del estreno de su obra cumbre, quienes relataron en profundidad los intereses y obsesiones que cristalizaron en la serie de ciencia ficción y que incluso siguen cultivando en sus distintos proyectos.

https://lamaquinamedio.com/septimo-arte/series/gen-mishima-una-mutacion-televisiva-que-se-rehusa-a-morir/

¿Cuál fue tu visión inicial en la creación de ‘Gen Mishima’?

RODRIGO: Fue un trabajo colectivo, una mancomunión de 15 personas. Éramos muy chicos, habíamos salido recién de la universidad. Empezamos a trabajar esto desde la U, después con la productora Parox y el canal. Llegamos con una visión bien clara de lo que queríamos hacer: algo generacional, que apuntara a una mirada contracultural, que no respondieron al oficialismo que existía y aún existe, que apuntara a un conocimiento en ese entonces no tan visible, que respondía a la disidencia.

VLADIMIR: Surge en la universidad, éramos un grupo como 15-20 personas. Queríamos hacer un largometraje y nos dividimos en grupos los que sentíamos más afinidades con ciertos géneros. Nació como algo híbrido. Queríamos hacer tres historias de géneros distintos. Una historia indie tipo norteamericana; otra, que era de ciencia ficción, que dio origen después a Gen Mishima, y la tercera que era cine más punkie, más callejero. Mezclamos esas tres historias y dijimos “quizás hacemos una película”.

Hoy ‘Gen Mishima’ es considerada una serie de culto: ¿cuál dirías que fue el mayor impacto, quizás el legado que dejó este programa en la TV chilena?

RODRIGO: Más que un legado, creo que fue un trabajo de naturalismo, con ese tipo de densidad en la imagen y en la relación de los personajes con la imagen y ese universo y de ese universo con los espectadores, que hacía de esta construcción algo inquietante, porque se movía dentro de lo posible. Entonces, toda esta construcción, que parecía compleja, tiene que ver con un orden que se podía sentir, a nivel de piel, de carne. Nosotros siempre hablamos de la ciencia ficción desde lo posible, donde el naturalismo, el ambiente empieza a reaccionar, donde lo que se respira es lo complejo, lo que no entendemos.

Tiene una mezcla que trata de indagar y presenciar fenómenos inexistentes en un tiempo y un espacio que es posible que suceda. Y hoy, 12 años después, uno puede entender esa anticipación con la que estábamos jugando. Esto tiene que ver, es discutible, pero creo que el cine tiene esa capacidad de jugar con las líneas temporales. Por lo tanto, la historia pasa a ser algo subjetivo, una conceptualización de algo.

Rodrigo Susarte y Vladimir Rivera.

De todos los temas que toca la serie, ¿cuál fue el que más te interesó o el que más te fascinaba?

VLADIMIR: Las parejas que están condenadas a no estar juntas, por más esfuerzos que hagan. Como Maiakovski y Riosuke. También la idea de que estamos todos solos y lo único que te conecta con la sociedad es la soledad y el abandono.

¿Por qué crees que se hace tan poca ciencia ficción en Chile?

VLADIMIR: En literatura hay harto. En televisión y cine poco o nada. Tiene que ver porque las historias que se plantean están más centradas en la tecnología que en los conflictos humanos. En ‘Gen Mishima’ nosotros siempre hablamos de hacer “ciencia ficción cotidiana”, la idea de “el futuro está aquí y es ahora”, más enfocada en el conflicto humano, en los personajes, más que en el elemento tecnológico. Yo he sido evaluador de algunos fondos y las ideas de ciencia ficción que nos han llegado, son puras ideas que ya hemos visto, donde no hay historia básicamente, pura tecnología. Entonces, desde lo audiovisual no ha habido una comprensión de cómo hacerlo, tengo la impresión. Pero en fanzine, novelas, hay hartas cosas interesantes, creo yo, y que quizás podrían tener una oportunidad en la televisión. Con ‘Gen Mishima’, tienes que pensar que esto fue una época pre Twitter y pre Facebook. Quizás de haber tenido esas herramientas hubiese tenido mejor viralización. Siento que fue un debut y despedida del género.

En el penúltimo capítulo de ‘Gen Mishima’, la escena en que matan a Víctor (Diego Casanueva) en la playa, tiene mucho de tu película ‘Ventana’ (2014), ¿es un motivo recurrente en tu trabajo, Rodrigo?, ¿qué es lo que más te atrae de la idea de morir frente al mar?

RODRIGO: Esa escena la trabajamos mucho con Álvaro (Solar, codirector), a quien también le hacía sentido. Los japoneses tenían una idea sobre el océano, como una especie de infierno blando. Esto me llevó a esta idea del vacío de “nosotros no somos nada” y hay que evitar esa nada en ese todo que parece blando. Y que lo es, pero que no deja de ser menos terrible, digamos. Esa sensación es muy interesante. El cine y las series tienen esa capacidad de transmitir esas sensaciones. Eso es lo que hace inquietante la visualidad, esa confrontación a algo que no entendemos, que es magnánimo a la hora de enfrentarlo. Nos enfrentamos a un mar y no sabemos dónde vamos a terminar. O totalmente destrozados en las rocas, o en China, al otro lado del Pacífico. No lo sabemos.

¿Te dejó conforme el resultado, Vladimir? ¿Hay algo que, en retrospectiva, te hubiese gustado hacer distinto?

VLADIMIR: Sí, en retrospectiva hartas cosas. Nosotros éramos bien novatos en la ciencia ficción y la escritura de series. Todo lo que se construyó era de forma muy intuitiva, pero también, esa precariedad nuestra, yo creo que fue el aporte de la serie. Me gusta esa “imperfección narrativa” que tiene, desde el punto de vista más técnico. Nos gustaban esos personajes imperfectos. Que era la paradoja: querían la perfección, pero eran personajes imperfectos. Además, siempre me pasó que el personaje de Riosuke nunca lo pudimos entender bien. Yo creo que esa fue una debilidad que el proyecto tuvo desde siempre.

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