Los últimos cuatro meses en la vida de Mauricio Lira (31) han sido atípicos conforme a su rutina como músico. Guitarrista de la exitosa banda de cumbia chilena, “Santaferia”, quien también oficia como director musical dentro de la agrupación, ha debido cambiar los más importantes escenarios del país junto a 10 mil fans vitoreando cada una de las canciones, por su hogar junto a su familia, lugar en que, reconoce, pasa la mayor parte del día componiendo para DeLira, su nuevo proyecto musical individual lanzado en plena cuarentena y del que ya publicó su primer sencillo, “Pataleta”.
Apasionado por la música y sobre todo por la guitarra eléctrica, los primeros acordes de Lira correspondían a canciones de las bandas estadounidenses Pearl Jam y Metallica, llevándolo a desarrollar un gusto por el rock. Sentimiento que el guitarrista plasmó con la formación de “Cavalieris”, otra de los bandas que fundó y en el cual expone una faceta musical ligada al grunge y funk; pero que, reconoce, no ha tenido tanta masividad comparada con otros proyectos en los que trabaja paralelamente.
Su amplia trayectoria ha posicionado a Lira como uno de los guitarristas más importantes de la actual industria musical chilena, siendo recurrente invitado a proyectos como “Trópico Sur”, homenaje a artistas nacionales de antaño y que reversiona sus éxitos del pasado con estilos frescos y muchas veces totalmente opuestos al material original.
La Máquina conversó con Mauricio Lira, quien se refirió a sus inicios en Santaferia, su rol como rockero en “Cavalieris”, su participación como artista invitado en “Tropical Sur” y su nuevo proyecto musical lanzado en cuarentena, “DeLira”.
N.E.: Esta entrevista con Mauricio Lira, guitarrista de Santaferia, se realizó de manera remota, debido a las precauciones dictadas para evitar la propagación del coronavirus covid-19.
Santaferia: la génesis de un recorrido sin fin
¿Cómo y dónde nace tu afición por la música y en especial tu amor por la guitarra eléctrica?
Todo partió a los 12 años, cuando mi papá, quien es ingeniero, me regaló una guitarra eléctrica. Empecé tocando temas de Pearl Jam y Metallica. Recuerdo que incluso perdí interés en el colegio y me comenzó a ir mal, porque lo único que quería era tocar. Después que salí del colegio entré a estudiar a la Escuela Moderna de Música y Danza. Fue en esa época cuando me uní a Santaferia y formé Cavalieris.
¿Cómo fue que llegaste a Santaferia y cuál fue el proceso de convertirte en guitarrista y director musical de la banda?
A Santaferia llegué en 2009, cuando todavía no eran tan conocidos. Mi hermana los vio en la “Fiesta de los Abrazos” en el Parque O’Higgins, me habló de ellos y me dijo que buscaban integrantes. Vi un anuncio en internet y les escribí. Fueron a mi casa, me aprendí un par de temas y me dijeron que al día siguiente íbamos a ensayar como banda. Todo fue muy rápido, porque los cabros no buscaban a un ‘experto’, sino que a alguien con las ganas y motivación.
Convertirme en director musical de la banda fue un proceso súper espontáneo. Como en la banda somos varios, a todos se nos asignaron roles. Uno es el encargado de redes sociales, otro de la prensa. A mí me toca convocar a reuniones y dirigir los ensayos y conciertos. Es harta responsabilidad y es una pega más aparte de tocar.
No estoy seguro de por qué me eligieron en ese cargo, porque todos tienen conocimientos musicales. Quizás por ser un poco más ordenado y paciente. Quizás depositaron confianza en mí. No sé…
¿Qué opinas de la masificación de esta última oleada de cumbia chilena?, ¿de las hinchadas?, ¿por qué crees que se vive este fenómeno?, ¿es solo en Chile o en otros lugares?
Ir a un concierto de cumbia en Chile es como ir al estadio. Los que empezaron a ir a las primeras tocatas en el Galpón Víctor Jara eran todos futboleros. Los primeros fueron los ‘Cumbiancheros’ y los ‘Ferianos’, que iban con lienzos, globos, banderas y armaban la fiesta. Después se unieron y formaron “La Vagancia”, la hinchada oficial de Santaferia.
A veces hemos tenido encontrones por las bengalas, que a mí me gustan, pero tuvimos una vez un caso de una mujer que se quemó en una tocata. Cualquier persona mal intencionada podría decir que los conciertos de Santaferia son peligrosos, se estigmatizan y se corre la voz. Por eso es que ahora mantenemos contactos con las hinchadas y nos organizamos, como en los conciertos de ‘En el ojo del Huracán’ y recientemente en la Quinta Vergara, donde se armó una fiesta súper motivada y bonita.
Hemos tocado en varios países de Sudámerica y todavía no hemos visto el fenómeno de las hinchadas de cumbia a la magnitud y organización como se hace en Chile.
¿Cómo evalúas los 13 años de carrera de la banda?, ¿esperaban tal éxito?, ¿cuáles eran los objetivos de la banda en un comienzo?
No nos esperábamos este éxito. Uno no termina de dimensionar lo masivo que puede llegar a ser la banda. Cuando hacemos nuestra música, algunas veces nos llegan comentarios de gente que en algún momento se quiso suicidar y escuchar a Santaferia les hizo cambiar el ‘switch‘. O de personas que se han separado y nos han dicho que la banda los ha ‘apañado’. Ese tipo de historias nos hacen pensar en la importancia de lo que hacemos. En esta pandemia escuchar música es como un escape. Siento que quienes nos dedicamos a la música aportamos mucho a la sociedad.
En un principio nuestro objetivo era sacar material y tocar. No existía una ambición de viajar por el mundo o querer ser los mejores. De a poco se fue oficializando hasta convertirse en nuestro trabajo. La primera vez en que pensamos en que el proyecto era serio y estaba dando sus frutos fue cuando sonamos en la radio. Y la consolidación fue en la celebración de los 10 años. Para mí fue impactante ver el Movistar Arena lleno.
Existe muchas colaboraciones dentro de las distintas bandas de cumbia chilena, ¿cómo lo ves tú?
Sí, porque todos empezamos juntos en el Galpón Víctor Jara. Desde ese lugar comenzaron a emerger muchas bandas y se creó un circuito de cumbia que cada vez creció más. Así nos fuimos trasladando a distintos locales como el Bar Las Tejas y Costa Azul, que sirvieron como espacios para bacilar cumbia y carretear.
En el ambiente hay muchas colaboraciones y no solamente de cumbia. Uno de los que más nos ha ‘apañado’ es Roberto Márquez, cantante de Illapu con quien grabamos “Si te marchas no hay manera”. También nos han colaborado otros íconos de la música chilena como Ángel Parra y Los Jaivas.
Ellos al ver que para nuestros conciertos se llena el Teatro Caupolicán, el Hipódromo y Club Hípico, sienten que se creó una nueva identidad en la gente de volver a ver y escuchar música chilena en vivo, y eso es gracias a la cumbia.
¿Cómo es el proceso de composición de la guitarra en canciones de cumbia?, ¿lo consideras un nuevo estilo?, ¿existe una inspiración al respecto?
Tuve que escuchar mucha cumbia para adecuar la guitarra eléctrica a los ritmos. En Chile, una de las pocas bandas de cumbia en la que la guitarra es protagonista es en Los Viking’s 5. Intento inspirarme en la guitarra cumbiera peruana, que también mezcla ritmos andinos y altiplánicos, como lo hicimos en “Si te marchas no hay manera”. Y en los solos me acuerdo del glorioso Eduardo “Gato” Alquinta.
Más allá de la cumbia
¿Cómo y por qué nace el proyecto Trópico Sur?, ¿cómo crees que ha sido recibido por el público?, ¿qué es lo que se quiere mostrar?, ¿lo ves como un homenaje?
Trópico Sur nació como una iniciativa de Gonzalo Cordero y Guido Nisenson para homenajear a los artistas de antaño. Se nos invitó a distintos músicos contemporáneos para reversionar éxitos de la música popular. Fueron cuatro temas con cuatro guitarristas distintos, todos de cumbia: La Combo Tortuga, Moral Distraída, Juana Fe y Santaferia.
Yo colaboré con “La Navidad de los pobres“ de los Wawancó y “La Cumbia de Pancho“, un tema punk de los “Fiskales Ad-Hok” que tuve que “cumbializar”. No fue tan complicado hacer los arreglos, lo que costó fue encontrar un cantante por la letra de la canción. Ahí apañó el Ángelo Pierattini, de “Weichafe”.
Es una bonita iniciativa que le da importancia a nuestros músicos más antiguos en la voz de los más contemporáneos. Ha sido recibido muy bien por el público y los comentarios que más se repiten son de nostalgia.
Hablemos de Cavalieris, ¿como ha sido tener un grupo rockero y paralelo?, ¿con qué te quedas, cumbia o rock?
Es difícil cambiar el ‘switch‘ y pasar de la cumbia al rock. Cavalieris es mi proyecto rockero junto a Javier Andina en la voz y Ricardo Alarcón en la batería. Somos aún una banda emergente que se caracteriza por un sonido que tiene influencias en el grunge y el funk.
Pero hacer carrera con el rock en Chile es algo difícil. Se vive la comparación entre tocar en lugares llenos con la cumbia y luego en locales casi vacíos con el rock. A veces el rockero es muy ingrato para escuchar música chilena, prefiere lo de afuera.
Me sería imposible elegir entre la cumbia y el rock, es como el papá y la mamá. A los dos estilos les tengo cariño, pero admito que en Spotify tengo más temas de cumbia que de rock.
Durante cuarentena creaste DeLira, ¿por qué decidiste comenzar un nuevo proyecto dado el contexto y de qué trata?, ¿cómo lo definirías?
Hace mucho tiempo que estaba con la inquietud de crear temas con un estilo hiphopero o de funk dentro de una banda, pero no tenía tiempo para hacerlo. Como llevo tanto encerrado, ahora cuento con todo el tiempo del mundo para sentarme y dar energía a otro proyecto.
DeLira surgió de muchos pensamientos, emociones y frustraciones de cuarentena. De la nada, comencé a trabajar en mi estudio y grabar temas. Todo este tiempo he estado componiendo y produciendo para estos tres proyectos. El encierro ha generado una necesidad de crear y es motivante y esperanzador saber que cuando todo vuelva a la normalidad muchos artistas podremos mostrar todo el material que hemos producido desde casa.
¿Hacia dónde quieres dirigir tu proyecto en solitario?
Mi idea con DeLira es sacar un disco y lanzarlo en alguna tocata en vivo. Durante finales de mayo publicamos el primer sencillo llamado “Pataleta”, que en este caso soy solo yo y mi guitarra. Pero pronto lanzaré otros temas con voces.
El nombre surge de mis dudas sobre el lanzamiento del material. Cuando estaba todo listo no tenía ni nombre. Lo lancé y pensé: “que sea lo que tenga que ser”. Lo interpreté como una pataleta mental.
¿Cómo te ha afectado la cuarentena profesionalmte y de qué manera evalúas el accionar del Gobierno?
Como Santaferia perdimos muchas tocatas, que al fin y al cabo son nuestra fuente de ingresos. En un principio fue difícil acostumbrarse a no tocar, después va a ser difícil acostumbrarse al ritmo de tocar siempre.
La labor del Gobierno ha sido como la mierda. En estas instancias es cuando se reflejan todas las desigualdades que tiene Chile. El que tiene se salva y el que no se las tiene que rebuscar solo. Da rabia, porque el gobierno sabiendo de los riesgos de la pandemia miente y nos dice que estamos mejor preparados que Italia. Creen que todos somos hueones.
Tampoco veo a otro mandatario que reemplace a Piñera haciendo mejor las cosas. Es preocupante pertenecer a este sistema donde el Gobierno no está preocupado por nosotros, sino que del bien de sus empresas.