“Pecadores” dignifica a la comunidad negra que vivió durante esa época. Probablemente divida audiencias y es que no existe punto medio en ella.
Gracias a nuestros amigos de Warner Bros Pictures, tuvimos la oportunidad de asistir a la función de prensa de “Pecadores”, la última película de Ryan Coogler, director de “Black Panther” y la saga de “Creed”.
En el Mississippi de los años 30’, los gemelos Smoke y Stack vuelven a su pueblo natal con el fin de dejar atrás su turbulento pasado. En medio del racismo de la época y acompañados por su primo Sammie, deciden abrir una cantina para el disfrute de la comunidad negra local, sin saber que el mal los acecha.
En Revista La Máquina les invitamos a ver una película única en su género que ya se encuentra en cines nacionales. Mientras menos sepas de ella, mejor será esta experiencia.
En una era que recurre constantemente al remake y reboot, se valora la originalidad de esta propuesta
La película nos remonta a los años 30’ en Estados Unidos, una época marcada por el racismo. Nuestro protagonista, Sammie, se reencuentra con sus primos, Smoke y Stack, quienes huyeron de Chicago por razones que no detallan, pero abren espacio a suposiciones por sus hábitos conflictivos. Reconocidos por sus sucias pero hábiles prácticas para negociar, compran un antiguo edificio para volverlo una cantina que, posteriormente, abrirá esa misma noche. Con refinados licores y cervezas, dan pie a una jornada de baile y canto al ritmo del blues. La voz magnética de Sammie y su habilidad para tocar el bajo embriagan los oídos presentes, conjurando entidades que atraviesan la línea temporal y oscilan entre el pasado, presente y futuro. Esta escena, la cual no ahondaré para mantener la intriga, es una propuesta bastante arriesgada que, extrañamente, parece encajar bajo un contexto que no delimita a un solo género.
“Pecadores” explora una diversidad de géneros que, en ocasiones, colisionan entre sí
Durante la primera parte, parece que vemos un western que mezcla thriller y usa la comedia para sopesar frente a un drama histórico racial. A medida que la historia se desarrolla, los géneros se superponen y generan la impresión de estar viendo dos películas distintas. Sin embargo, este arriesgado recurso funciona bajo un contexto que raya el surrealismo, pero mantiene coherencia con la historia principal. Las entidades malignas llegan como devotos, atraídos por el espectáculo sonoro. Es aquí, a mitad de película, cuando se torna un thriller de vampiros que buscan apropiarse de la cultura y alma de la comunidad. Con guiños al Ku Klux Klan, este elemento funciona como metáfora de la violencia racial que definió aquella época.
La banda sonora es exquisita. Enriquece la narrativa de principio a fin y, así como la película misma, varía en géneros musicales que van desde el blues al trap, además del uso de guitarra eléctrica para decorar eventos cruciales y mantener la tensión. Si bien no incursa en el género, contiene maravillosas secuencias musicales que no desentonan frente a una atmósfera cargada de oscuridad y eventos sobrenaturales.
“Pecadores”, es, además, visualmente bella y no por haber sido filmada con cámaras IMAX, sino por su cuidada estética. Me resulta crucial destacar la brillante ejecución de las escenas de acción, tremendamente dinámicas y dignas de comparar con las mejores películas del género, como “Blade” (1998), “From Dusk Till Dawn” (1996) y la saga de John Wick.
Por esto y más razones, podría describir a “Pecadores” como una película excéntrica, original, violenta, arriesgada, pero profundamente emocional.
Actuaciones que, podría asegurar, serán próximas nominaciones a los Oscar
Michael B. Jordan enfrenta la compleja labor de encarnar a dos personajes, encima gemelos, que físicamente sólo se diferencian por el tipo de sombrero, traje y color de cada prenda. Mientras Smoke utiliza un traje azul que refleja su personalidad racional y ligeramente introspectiva, Stack viste un traje rojo que resalta su ser extrovertido, seguro y desafiante. Victoriosamente, nos deleita con una excelente personificación de ambos, siendo la tercera película del año en tener un actor principal interpretando dos papeles. (“Mickey 17” y “The Alto Knights”).
La cantante y actriz, Hailee Steinfeld, interpreta a Mary, una mujer encantadora, segura de sí misma y antigua amante de Stack. Por otro lado, Tenaj L. Jackson, da vida a Beatrice, una mujer enigmática que mantiene relación con Smoke y posee conocimiento de lo sobrenatural. Así como los gemelos, poseen personalidades totalmente opuestas, pero necesarias para el desarrollo de la historia y la toma de decisiones racionales.
Sammie, primo de Smoke y Stack, es un prodigioso músico de blues. Tiene el poder de atraer entidades, malignas o no, mediante la pureza de su música. Interpretado por Miles Caton, el joven se enfrenta a dilemas morales, la lucha identitaria y la determinación de su destino. Este es su primer rol protagónico en una película de gran presupuesto e, indudablemente, realiza un gran trabajo actoral que se acopla de manera uniforme al papel de Michael B. Jordan, demostrando la complicidad existente entre ambos personajes.
“Pecadores” en pocas palabras…
A pesar de ser una película original, probablemente divida audiencias y es que no existe punto medio en ella. Podrías llegar a considerarla una obra maestra del cine contemporáneo o una película más sobre vampiros. En cuanto a la crítica, la han catalogado como la mejor en lo que va del año, pero prefiero asumir esa decisión como algo personal. ¿Podríamos estar acostumbrados a ver remakes?, ¿quizá algunos no aprecian su potencial? o ¿estamos, indiscutiblemente, frente a la mejor película del año?
“Pecadores” dignifica a la comunidad negra que vivió durante esa época. Rememora acontecimientos históricos terribles, pero, a diferencia de otras películas como “12 años de esclavitud”, reivindica la postura de personajes que resisten ante la hostilidad de la sociedad de antaño.
Como dato importante, no se levanten una vez “terminada” la película. Entre los créditos, hay algunas escenas que luego dan paso al verdadero final.