Crítica de “Karate Kid: Leyendas”: Una entretenida cinta que revive la leyenda sin reescribirla del todo

“Karate Kid: Leyendas” es una cinta más que busca acrecentar una saga que sigue atrayendo fans. Ya está estrenada en salas de Chile.

Hace algunos días, y gracias a los amigos de Andes Films, pudimos ver la nueva entrega de la mítica saga de Karate Kid.

En la nueva cinta, nos adentramos en la vida de Li Fong, quien debe marcharse de Pekín, mudarse a Estados Unidos y así alejarse por completo de las artes marciales. Pero cuando un amigo necesita de su ayuda, no duda en contactar a sus antiguos maestros de las artes marciales para poder participar en un importante campeonato.

La película pertenece al universo original y es fiel a su esencia: no innova y tampoco pretende hacerlo. Mismo molde, diferente masa. Pero sí, más de lo mismo.

En Revista La Máquina te contamos más de este estreno.

UNA CINEMATOGRAFÍA CLÁSICA

La cinta está dirigida por Jonathan Entwistle, conocido en la industria por haber dirigido las series Esta mierda me supera y The End of the Fucking World, ambas producciones de Netflix. Sin embargo, es un completo neófito en la dirección de largometrajes y por eso opta por lo seguro: no arriesga, no apuesta, no se la juega. Esta entrega es más de lo mismo, y aquí te explicamos por qué.

Su montaje es más bien clásico: vemos secuencias en cámara lenta, buenas coreografías de pelea y los típicos planos generales que ambientan la ciudad y nos muestran el estado anímico del protagonista. Pero nada destaca. Todo es conformidad.

Gran parte de la responsabilidad de esto recae en el guion. La historia se repite, pero con otro elenco: joven que se va obligado de Pekín, lidia con traumas personales, viaja a Estados Unidos, se enamora, tiene problemas por ese amor, retoma las artes marciales, pelea… y fin. Si bien es una historia que engancha y se siente con la esencia de las anteriores, tampoco propone nada nuevo. Es una más dentro de la saga. Nada más, nada menos. De hecho, ni siquiera los cameos sorprenden, porque son demasiado predecibles. Todo muy regular.

ACTUACIONES CORRECTAS

Primero hablemos del protagonista nato de Karate Kid: Leyendas, nuestro nuevo Karate Kid, Ben Wang. El joven actor personifica a Li Fong, un tímido chico que carga con un fuerte trauma del pasado y que busca hacerse paso en Estados Unidos debido a su madre. El actor transmite vulnerabilidad y, como buen adolescente, aún está aprendiendo a manejar sus emociones. Con una excelente técnica para ejecutar las peleas de artes marciales, Wang se luce como el protagonista de una mítica saga a la que le hace honor. Retraído, noble y tranquilo. El típico niño bueno que quieres que gane… que ganará. Esperamos verlo de nuevo en pantalla grande. Tiene proyección.

Su contraparte, el antagonista de esta historia: Aramis Knight personifica a Connor, su rival tanto en el ring como en los líos amorosos. Aquí vemos a un personaje que encarna el cliché del antagonismo: rudo, violento, traicionero y capaz de usar malas prácticas para conseguir lo que quiere. Pero lo defendemos porque, en esta saga, poco se permite la tridimensionalidad. El molde es uno y él cumple con creces.

Y luego vienen los experimentados. Ralph Macchio vuelve a poner la cuota de nostalgia con su inolvidable Daniel LaRusso. El personaje que lo lanzó al estrellato le sigue quedando como anillo al dedo y es notorio que todavía lo disfruta. La candidez sigue presente y su espectacular técnica también.

Jackie Chan, como el sabio Maestro Han, pone la nota de cordura, sabiduría y tranquilidad. Jackie es uno de los actores más queridos y aquí se hace querer más aún. En general, todo el elenco cumple: saben lo que tienen que hacer en Karate Kid: Leyendas y lo hacen perfecto. Ni más, ni menos.

“KARATE KID: LEYENDAS” EN PALABRAS SIMPLES…

Karate Kid: Leyendas es una cinta más que busca acrecentar una saga que sigue atrayendo fans. Si bien no es indispensable haber visto las anteriores* Karate Kid, es como si estuvieras viendo una cinta en repeat. Una y otra vez nos ofrecen lo mismo: una leyenda que no quiere reescribirse, ni tiene intenciones de hacerlo. Entretenida y pochoclera. Y sí… ya sabes el final.