Recomendaría ver Attack on Titan: The Last Attack a los verdaderos fans del anime, a quienes lo disfrutaron de inicio a fin.
Attack on Titan: The Last Attack es la carta final de Hajime Isayama a los fans, un epílogo que busca dar fin a 12 años completos de historia que marcaron a toda una generación. Con su controversial final, dividió la opinión de los seguidores.
Aquí, en Revista La Máquina, te contamos qué trae de nuevo y si vale la pena verla—sin espóilers—.
¿Por dónde empiezo?
Para quienes no han visto Attack on Titan (AOT), este anime es una adaptación del manga Shingeki no Kyojin, creado por Hajime Isayama y llevado a la pantalla por WIT STUDIO en sus primeras tres temporadas, y por MAPPA en la cuarta y última.
La historia sigue a Eren Jeager, un joven que vive dentro de unas murallas para evitar uno de los mayores peligros del exterior: los Titanes, seres enormes con un insaciable apetito por los humanos. Creyendo estar a salvo dentro de las murallas, la aparición de dos Titanes distintos a los ya conocidos marca un antes y un después en su vida, arrastrando consigo a sus dos mejores amigos, Mikasa Ackerman y Armin Arlert, en su búsqueda por liberar a la humanidad.
O destruirla.
Recuerdo tener 14 años y ver, desde cierta página simpática—y pirata—Shingeki no Kyojin. Mi única razón para verla era el seiyū de Levi, Hiroshi Kamiya, a quien conocí por mi adorada serie, Ao no Exorcist. Ahora, con 23 años, puedo decir que, para mí, ha sido un buen cierre, quizá algo pobre para las exorbitantes expectativas de los fans, pero un final realista.
¿Qué nos trae Attack on Titan: The Last Attack?
Attack on Titan: The Last Attack es una especie de recopilación de los dos últimos capítulos de la última temporada, con una escena adicional que no apareció en el anime. Hay algunas mejoras en la calidad de las secuencias de pelea, y si eres de los que inspecciona fotograma por fotograma, lo notarás.
La banda sonora, de la mano de KOHTA YAMAMOTO y Hiroyuki Sawano, se aprecia a la perfección.
En cuanto a lo técnico, la película funciona impecablemente. Los seiyū hacen su trabajo de manera sobresaliente, como siempre. Sin embargo, mi problema con este tipo de películas recopilatorias es que no muestran nada nuevo.
Siento, en buen chileno, gusto a poco.
Me hubiese gustado ver más allá, quizás un cambio de perspectiva en alguna escena, como: ¿Qué sintió Eren? ¿Cómo se ve el Retumbar desde dentro? O quizás más escenas en El Camino—para los entendidos—. También me pregunté: ¿Cómo fue la vida de todos después? ¿Cómo el mundo los perdonó?
Lamentablemente, estas dudas quedaron a la imaginación de los fans—por eso mismo nacen los FanFiction—.
Pero ¿qué más se le puede pedir?
La película no cambia ni altera el final del anime. Eso sí, la escena postcréditos deja claro que es el fin. Además, tiene un tono de sátira, y en ella, Isayama parece representar a todo el fandom del anime. A mi parecer, lo logra a la perfección.
¿Te gustó el final? ¿No te gustó?
A Isayama le da lo mismo. Él entregó lo que por años le pidieron.
Todo el anime nos recuerda constantemente que tus verdaderos enemigos van más allá de lo que puedes ver, que no siempre están frente a ti y que, a veces, pueden estar dentro de ti mismo.
Durante toda la historia, seguimos a un chico en busca de libertad, la misma libertad que terminó aprisionándolo y llevándolo a un espiral de destrucción y muerte tan grande que ni él mismo pudo escapar, convirtiéndose en víctima de su propio juego. Quizás es un héroe para algunos, o un villano excusado en “era la única forma”.
El final de Shingeki no Kyojin es eso: un final, un cierre a lo que fueron años de suspenso, misterio, risas y lágrimas.
Como dije, para mí, fue un buen final.
¿Vale la pena ver Attack on Titan: The Last Attack?
Sinceramente, recomendaría ver Attack on Titan: The Last Attack a los verdaderos fans del anime, a quienes lo disfrutaron de inicio a fin. Aunque, si quieres cambiar tu perspectiva, deberías verla. La escena postcréditos podría hacerte cambiar de opinión o, quizás, mantenerla con un poco de indignación.
Esta película es una carta de despedida, para ti y para mí, para todos los que hemos esperado diez años o más por este desenlace.