Columna | Alejandra Araya, una brillante actriz que trasciende la TV

Cuando se habla de una actriz que ha irrumpido categóricamente, que ha marcado de alguna manera la escena local (y a mi juicio, tiene todo el potencial de hacerlo a nivel internacional); que ha pasado de ser una actriz dedicada exclusivamente al teatro en sus diferentes fases y áreas, es Alejandra Araya, la artista escénica tras María Isabel Quiroga en “Perdona Nuestros Pecados” o la detective Cinthya Bravo en “Juegos de Poder”. Pero a su inconmensurable talento, se suma una visión ecológica y humana que ha desarrollado en paralelo.

Por lo general, se tiene una visión fría de la televisión, de sus integrantes y en especifico de los actores y actrices que en ella desarrollan diferentes producciones, pero eso no pasa de ser un prejuicio. Muy lamentable, por cierto. Muestra de ello es la labor que hace la propia Alejandra con “Operación Pacífico”, obra de su autoría que tiene un enfoque netamente medioambiental, ecológico y en pro de concientizar sobre el cuidado de los mares y la naturaleza. Esta apuesta dramática, según ella misma lo ha definido, es su hijo ecológico.

La apuesta dramática diseñada, pensada y ejecutada por Alejandra Araya, hace pensar sobre el rol del teatro como actividad humana, como plataforma difusora de ideas y, por qué no, como una forma de generar cambios en las audiencias, sobre todo hoy, donde Chile y el mundo se ven en una encrucijada medioambiental sumamente graves. Pues, no es una crisis pasajera, algo que se pueda “apagar con dinero”, sino que es consecuencia de la indiscriminada explotación del planeta por el planeta y de la humanidad por la humanidad.

“Operación Pacífico” nos recuerda que una de las tantas labores implícitas del teatro es precisamente generar reflexión y, en lo posible, cambios de conductas.

“Operación Pacífico” es una obra altamente recomendable para grandes y chicos, por sobre todo; refleja la innegable realidad desde un punto de vista amable y sin caer en el catastrófico enfoque que suele verse, por ejemplo, en la televisión o medios tradicionales. Logra ser una obra que debiese tener mucha más repercusión de la que ha alcanzado, pues es el material que se necesita para que, entre otras cosas – como políticas públicas-, se toma real valor e importancia a un cambio de vida, donde humanos, animales y la naturaleza convivamos en paz. En esto Alejandra da en el clavo de manera magistral.

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