Hay quienes a pesar de una corta carrera, logran rápidamente hacer notar por sus habilidades. En el caso de los actores y actrices, una de ellas es la de poder interpretar diversos papeles y ser distintas personas aun siendo ellos mismos. Quien ha logrado eso, y con creces, ha sido el actor José Antonio Raffo.
El debut televisivo de José Antonio Raffo fue en la teleserie de Mega “Pobre Gallo”, espacio en el que rápidamente se ganó un lugar, teniendo un papel incidental, a construirle una voz, una historia y tener cierta relevancia en la historia. De ahí en más, la contundencia de Raffo y sobre todo su versatilidad, lo han hecho acreedor de un lugar en las pantallas y de ganarse un nombre en la actuación en general. Papeles como del Carlos Moller o Lizardo Gaete lo mostraron en dos puntos opuestos. En uno, era el malo de la historia; en otra, el tierno y sacrificado.
Además de su sólida y categórica carrera televisiva, independiente de su juventud, se ha destacado en teatro, espacio donde logra, incluso, mejorar sus actuaciones televisadas. Obras como Carolina (de La Teatral Chile) o Atlantium, son solo alguna de las obras en las cual Raffo ha plasmado su talento.
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José Antonio Raffo, perteneciente a una generación versátil, libre y que no teme a probar, es una muestra fehaciente de que precisamente esa libertad, que se mueve de televisión a teatro, luego a web y después a cine, les permite posicionarse en un lugar que es natural a la teatralidad y que alimenta, en este caso, ese enorme talento.
Dueño de una notoria versatilidad, sin duda una de sus mejores características como actor es la de ser un camaleón real, es decir, ser diferentes personajes, desarrollarlos en diferentes contextos y hacerlo de manera real, creíble y confiable. Dada sus características, juventud, reconocimiento público y capacidad de adaptación, sin duda José Antonio Raffo es uno de los actores a seguir y que, más temprano que tarde (si es que ya no lo es), se convertirá en uno de los grandes actores de nuestro país.
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