Uno de los nombres más bullados últimamente es el del fallecido empresario Jeffrey Epstein, ya sea por la “filtración” de documentos a manos de la red de hacker activistas Anonymous o por su muerte antes de conocer su sentencia en prisión. Este carismático y misterioso personaje empezó a colmar portadas de diarios y noticieros de EEUU desde el 2008 cuando se conoció su primera condena, una que lo llevó a ser uno de los hombres más odiados de la sociedad estadounidense.
Pero ¿quién es Jeffrey Epstein? ¿Cómo consiguió tanta riqueza, poder e influencia? ¿Cómo se gestó la caída del magnate? Eso es lo que nos intenta responder el nuevo éxito documental de Netflix “Jeffrey Espstein: Asquerosamente rico”.
El sueño americano se apellida Epstein
Jeffrey Epstein nació el 20 de enero de 1953 en Brooklyn, Nueva York, en una familia trabajadora y de clase media o, como se les denomina por esas laderas, “working class family”. De padre jardinero y madre dueña de casa, es el mayor de dos hermanos (Mark Epstein) y terminó sus estudios escolares en las respectivas escuelas públicas de su ciudad. La humildad y el trabajo duro de la familia quizás despertó la ambición sin tapujos de Epstein, quien estaba decidido a cumplir el “sueño americano” a cabalidad y a cualquier precio.
Los estudios profesionales de Epstein son harina de otro costal. Aquí este hombre comienza su metamorfosis para convertirse en el magnate influyente de Nueva York. Ingresó a la prestigiosa universidad privada Cooper Union, sin embargo no logró terminar sus estudios. Pero no se detendría ahí y lo intentaría nuevamente ingresando al Courant Institute of Mathematical Sciences de la Universidad de Nueva York, donde tampoco tendría su respectivo título.
Aquí comienza el misterio y se instala la nebulosa y la extrema privacidad en la vida de Epstein. ¿Como llegó a ser millonario sin conseguir un grado universitario?, sabiendo lo importante y vital que es en ese país.
Después de sus dos intentos fallidos por convertirse en profesional, Epstein decide impartir clases de matemáticas a los hijos de familias adineradas del Upper East Side de Nueva York, lugar en el que empezó a tejer su red de mentiras, ya que para llegar ahí mencionó que tenia un grado universitario de profesor. Ahí un apoderado lo aconseja para que trabaje dentro de la firma Bear Stearns. Este hecho determina el ascenso a la élite financiera para Epstein y donde asimismo comienza a forjar una carismática pero manipuladora personalidad que lo llevaría a la cima.
Dinero, lujos y poder: Comienza el juego para Epstein
Este particular hombre comienza a codearse con gente influyente y no hay tiempo para no convertirse en uno de ellos. Con su carisma, misterio y siendo hábil en el arte de la manipulación, Jeffrey Epstein comenzó a ganar la confianza de la gente poderosa y uno cayó en sus redes. Leslie Wexner, magnate del retail y CEO de Victoria Secret, confió sus finanzas en Epstein y al final los dos fueron protagonistas de una de las grandes estafas recordadas en EEUU. Wexner (en un acto extraño y atípico) dejó libre de polvo y paja a Epstein y Wexner cargo con las culpas de dicha estafa mientras la fortuna de Epstein comenzaba a crecer.
Fundó la firma J.Epstein & Co. y con ello su fortuna crecía como la espuma. Yates, mansiones en Palm Beach, Nueva York y Francia, isla y aviones privados y amistades poderosas, fueron la nueva normalidad de Epstein. Atrás quedaron los días viviendo en los barrios medios de Nueva York, Jeffrey Epstein hizo realidad el sueño americano.
Se convirtió en un ciudadano “self-made” o hecho por sí mismo, que ahora cuenta en una lista de amigos que contiene, por ejemplo, a Donald Trump, los Clinton y el Príncipe Andrés de York, Inglaterra. Pero no por ello dejaba atrás lo característico de su personalidad: Seguía siendo un hombre distante, misterioso para la prensa y muy cuidadoso de su vida privada y de su extremadamente cerrado círculo social.
Epstein empieza a desatarse y con eso aflora su narcisismo y algo que tenía oculto hasta el momento: su desenfrenado apetito sexual y su encanto por las mujeres, la desnudez (desde un punto de vista morboso ) y una increíble e imparable sensación de placer sexual instantáneo. Su mansión en Palm Beach y su isla privada fueron antros perfectos para dar rienda suelta al depredador sexual.
De esto y mucho más nos devela el documental dirigido por Lisa Bryant, en el cual hay testimonios de víctimas que conocieron el lado tórrido y turbio de este magnate, buscando, además, clarificar el misterio de su personalidad.
“Asquerosamente rico”: el lado perverso de Jeffrey Epstein
La miniserie documental de Epstein, que cuenta con 4 episodios de 1 hora de duración cada uno, nos proyecta los crudos relatos de las víctimas de este magnate y cómo ha sido la búsqueda de justicia para ellas. Todas narran desde su primer encuentro con Epstein (muchas de ellas eran menores de edad) hasta sus viajes a la isla privada y sus idas en el “Lolita Express”, curioso nombre del avión privado de Epstein.
El “modus operandi” era similar en todas las ocasiones: “elección” de chicas vulnerables (familias quebradas, baja autoestima, abusos anteriores) a las cuales les ofrecía dinero a cambio de masajes, que luego se convertían en abusos sexuales y otros iban muchos más allá, en donde se concretaba el acto sexual.
Bryant nos muestra que la red de abusos de Epstein funcionaba como una pirámide: Ghislaine Maxwell (pareja de Epstein) le traía a las chicas para abusar de ellas (el documental expone que también Maxwell participaba de estos abusos) y luego estas chicas traían más amigas y así hacían crecer la red de pedofilia.
Incluso, se encarga la directora de dejar en claro que, gracias a la influencia y poder de Epstein, este pagaba condenas no acordes a sus delitos y manejaba con creces a la fiscalia norteamericana a destajo (incluso el FBI dio por cerrado el caso).
Gracias al movimiento #MeToo, fuertemente masificado por el caso del productor Harvey Weinstein, Epstein volvió a tener notoriedad pública, el caso se reactivó y el magnate estaba a la espera de su sentencia cuando muere en extrañas circunstancias (la primera opción lo tildaba de suicidio, pero hasta hoy no se clarifica).
No confundir: El documental no tiene nada de conspirativo sino que realmente la policía de Nueva York no ha cerrado la causa de muerte.
La pareja cómplice, amistades poderosas y misteriosa muerte
Uno de los personajes que más llaman la atención de este documental estrenado a finales de mayo, es Ghislaine Maxwell, hija de Robert Maxwell, periodista y magnate de las comunicaciones inglesas y que también falleció en extrañas circunstancias. Conoció a Epstein en una fiesta y la directora plantea que ella trabaja codo a codo con su marido. Son un equipo y él muchas veces la apuntó como su gran compañera y mejor amiga. Ella es indicada como su primera reclutadora de menores de edad para esta red de pedofilia, quien también gustaba de abusar de menores y gozaba con las prácticas sexuales a la par de su marido.
Maxwell niega cualquier tipo de participación en estos sórdidos hechos, mas no aparece en el documental ni está juzgada como su esposo. Maxwell está desaparecida hasta hoy. Nadie sabe sobre su paradero ni nadie ha podido encontrarla, hay incluso recompensas por información de la cómplice número 1 de la red.
Poder es sinónimo de influencia y Epstein no escatimaba en usar toda la tenía para su beneficio. En el documental se esgrime una frase clave que dibuja muy bien el comportamiento del magnate: “Yo sé mucho de esta gente. Me deben muchos favores. Ellos harían cualquier cosa que yo les pida”. Quizás esa premisa se refiere a que sus amigos, los Clinton, los Trump, los príncipes y gente poderosa e influenciable, deberían blindarlo, porque si cae Epstein, todos caen con él.
O quizás simplemente son buenos amigos que gozan de la hospitalidad de Epstein, ya que van a su isla privada, en su avión privado en donde se deja en expuesto que ocurren orgias sexuales allí, sin embargo el documental no asume si los poderosos participan de éstas orgias, pero las víctimas aseguran que ellos frecuentaban la isla.
Jeffrey Epstein ingresa el 6 de julio de 2019 al Centro Correccional Metropolitano de Manhattan, una de las prisiones más seguras del mundo y conocida como “El Guantánamo de Nueva York” (y dónde actualmente reside el Chapo Guzmán). Iba a ser condenado por tráfico de menores de Florida a Nueva York. Pero antes de su sentencia Epstein (aparentemente) comete suicidio ahorcandose en su celda.
Su fallecimiento aún es caso de estudio y, como lo plantea el mismo documental, hay muchas dudas respecto a su muerte. Tres semanas antes, Epstein ya había intentado atentar contra su vida, teniendo heridas significativas en su cuello. Lo trasladaron a una “celda segura” con vigilancia las 24 hrs. Luego de eso, su comportamiento mejoró y volvió a su encierro con un compañero, manteniendo la vigilancia.
El día de su muerte todos los protocolos de vigilancia fallaron (acusaron quedarse dormidos) y le dieron el tiempo suficiente para que Epstein pudiera cometer suicidio o sufrir un posible homicidio.
¿Más de lo mismo?
Si bien la duración es aceptable y es un documental que se hace llevadero y logra el enganche y la credibilidad de manera instantánea, sigue la misma línea de los documentales de esta plataforma de streaming: Víctimas contando su historia y todos los dardos apuntan al manipulador magnate y nada ni nadie te hará dudar de la veracidad de lo contado en estos episodios.
Aunque la gracia de los documentales radica en esto, esta es la línea editorial promedio de este tipo de historias y Bryant se maneja con desplante aceptable dentro de este género. Hay un atisbo de que intenta salir de esta línea vertical (cuando accede a hablar uno de los abogados defensores de Epstein), pero no alcanza a lograr un contrapunto de visiones ni siembra ninguna duda de una posible inocencia del magnate. El documental y la directora dejan en claro su objetivo: Mostrar la culpabilidad de Epstein en todo momento.
Filtración de documentos de Anonymous
Si bien la directora no anuncia en ningún momento la red de hacker activistas, Anonymous ayudó mucho a la reproducción de este documental y quizás debiera sentirse agradecida, debido a que muchas personas vieron la miniserie gracias a las filtraciones de la red anónima.
Hace pocos días remecieron la web con su regreso y, con ello, el nombre de Jeffrey Epstein volvió a ser tema de conversación cuando filtraron una lista de nombres pertenecientes a los contactos del magnate y que podían estar relacionados con su red de pedofilia. A las personas ya mencionadas en el documental se suman los de Naomi Campbell, la modelo chilena Carolina Parsons, los Kennedy, actores como Alec Baldwin y Kevin Spacey y el director de cine Woody Allen. Aunque en las filtraciones jamás se asegura que estos contactos hayan tenido participación directa en la red de pedofilia.
¿Estrategia política?
Si bien el documental ha sido un éxito, igualmente tiene sus detractores. La crítica más profunda no es ni a la realización ni a la forma en cómo Lisa Bryant plantea al millonario, sino que va a dirigido a uno de los productores ejecutivos de la miniserie.
James Patterson escribió un libro junto al expresidente Bill Clinton y es conocida su cercanía con esta familia. Las críticas no se dejaron esperar ya que, cuando liberaron el trailer oficial, no se muestra a Clinton a diferencia de la exposición de Donald Trump. Si bien es mencionado en el documental, la participación de Clinton solo se refiere a que va a la isla “porque le agrada la vista”, en cambio con Trump son mucho más agresivos e insinúan una participación en su red o en un posible blindaje.
Obviamente, los adherentes del actual presidente de EE.UU. acusan al documental de poco justo con la imagen de Trump, a causa de que es de conocimiento público la fuerte vinculación de la familia Clinton con Epstein. A eso hay que adherir el hecho de los polémicos tuits de Trump cuando Epstein falleció, quien apuntó derechamente a Clinton y deslizó la posibilidad de que estuviera detrás de su muerte.
Una de las falencias del documental, no obstante, es la poca claridad de la información dada.
Al parecer el halo de misterio del personaje fue demasiado para la directora, porque no queda claro cómo consiguió ser millonario ni da una cifra de cuánto es el verdadero patrimonio de Epstein. Incluso repite tantas veces la palabra misterio, confusión y manipulación dentro del documental, que a la larga piensas que es una excusa por la falta de información más dura.
Aun cuando no sé si ese sea un dato importante para la directora y su equipo (es lógico que no lo fue), no es bueno quedar en supuestos ni generar dudas en el espectador, sobre todo si tu género es el documental.
En términos generales, es un documental contingente, pero que de aquí a 6 meses puede ser olvidable, ya que el caso a nivel internacional jamás tomó ribetes como el que tomó el caso de Harvey Weinstein y este filme tampoco lo ayudará a hacerlo. Y esperemos que lo haga, porque en una entrevista hace pocos días, la directora señaló que está pensando en nuevos episodios referidos a la lista de amigos del magnate financiero.