“Un caso aislado” aborda la temática de bullying escolar con un prisma mucho más adulto, ya que no hay presencia adolescente en el montaje.
Hace algunos días con La Maquina Medio, fuimos invitados a ver una nueva función teatral de la cartelera capitalina. Gracias al Teatro UC nos sentamos a ver “Un Caso Aislado”, obra que aborda la temática de bullying escolar con un prisma mucho más adulto, ya que no hay presencia adolescente en el montaje.
La obra nos muestra una reunión entre docentes, una apoderada y la directora del colegio para hablar sobre un caso que remeció a la comunidad escolar. Catalina, la hija de la apoderada citada, asumió que había matado al querido perro del establecimiento. De ahí en adelante, la reunión se vuelve en una tensa discusión en donde pareciera que ninguna parte quiere ceder y al final tampoco se llega a una resolución, como suele pasar en estos casos.
Al final, se llega a ninguna parte.
La obra está dirigida por Catalina Cerda, quien también escribió y actúa en el montaje. Su dirección es más bien de corte realista y nos muestra una situación cotidiana; trata de replicar lo que pasaría exactamente en la realidad y, por ende, no hay tanto espacio para actuaciones o situaciones más “exageradas”.
La escenografía también es bastante simple y la primera impresión es que emula una cancha de patio de colegio. Justamente donde ocurrió el incidente. Vemos unas líneas que dividen el espacio y provocan tensión. También vemos sillas y bancas. Pero aquí leemos sobre esas líneas y todo quiere decir algo.
Algunas veces, en “Un caso aislado”, la directora está sola; algunas veces con los docentes pero nunca con la apoderada. Nunca se sienta con ella. Eso nos demuestra su lejanía con el caso, su frialdad y además su posición de poder. Siempre están en la diagonal, enfrentándose, mas nunca juntas. Una escenografía que también habla y, en este caso, es para decirnos que todo es un trámite, que al parecer esto ha sucedido antes y que todo debe seguir su conducto regular. Todo cuadrado. Todo en su sitio.
La dramaturgia es un escrito también simple, con la cotidianidad a flor de piel. Claro y concreto, sabe lo que quiere mostrar y transmitir y lo logra. Gracias a eso es que algunas veces se puede sentir como una “obra plana”, que el conflicto está paralizado o que no tiene un punto cúlmine.
Pero si se analiza un poco más, uno se puede dar cuenta de que lo que quiere decir todo esto y su forma de plantearse, es la realidad misma. Una madre que no acepta que su hija lo pudo hacer, una correcta y fría directora que no busca empatizar con la situación y unos profesores que veían las evidentes señales de acoso escolar, quienes prefirieron omitir. También nunca deja claro si la niña realmente lo hizo o el grupo de “agresoras” la obligó a decir que era ella. Una dramaturgia buena, clara y con un trabajo realista en construcción de personajes.
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Hablando de las actuaciones, todo el elenco de “Un caso aislado” está en su punto. Primero, tenemos a la misma Catalina Cerda, quien personifica a la madre de Catalina. Siempre en su lugar, pareciera no querer ceder y siempre la vemos defendiendo a su hija. Como tiene que ser. Se enfrenta a la directora y a los negligentes profesores. Asimismo, vemos que su ocupada vida no le permitía conocer la verdadera rutina de su hija. Y ahí la actriz se luce manejando los matices y buscando excusas que de poco sirven. Excelente.
Después está Alexandra Von Hummel, la directora del colegio. La vemos férrea, poco empática y siguiendo siempre el conducto regular. Correcta e impoluta, Alexandra nos muestra a esa mujer con poder y que no se moverá de su sitio por ningún motivo. No busca una solución, pero la tiene y no quiere decirla, porque sabe las consecuencias que tendrá. También alza la voz y vemos quién manda en este lugar. Se siente cómoda y maneja la situación.
Luego, están los profesores, que pueden ser negligentes pero no por eso dejan de ser reconocibles. Carolina Cornejo interpreta a la profesora jefe, que al parecer sabía que Catalina tenía algunas “actitudes extrañas” y no hizo ni dijo anda. Y también sabía del grupo de alumnas que la alejaban y la aislaban. Tampoco hizo nada. A su vez, tiene textos bastante poco empáticos y siempre está del lado de la institución. Bien, Catalina, por representar a esos profesores que siempre ven los alumnos.
Y por último está Koke Santa Ana, que pone la cuota de humor en escena. Lo vemos como en su personaje, que quizás no puede ser algo nuevo, da muy bien en el clavo. Aquí es el profesor de Educación Física, quien de igual manera vio señales, pero decidió no hablar. Aunque él es distinto; cree en la inocencia de Catalina y empatizamos con él, porque pareciera que quiere decir una cosa, pero por estar en la posición del “más débil”, no lo puede decir. Muy bien representado.
“Un caso aislado” estará hasta el 4 de mayo a las 20 hrs en el Teatro UC (entradas acá). Una obra necesaria para estos tiempos.