“Tenet”, la nueva apuesta cinematográfica del renombrado director y guionista británico, Christopher Nolan (Batman: The Dark Knight, Memento), protagonizada por Robert Pattinson y John David Washington, llegó a algunos cines de Europa y EE.UU. no solo con la presión de ser su última película, sino también cargando con la responsabilidad de reactivar los cines después de una pandemia mundial que aún no acaba. En un principio, claro, estaba presupuestada para estrenarse en mayo, después junio y finalmente llegó en agosto, para una pequeña parte del orbe.
Las expectativas que ya eran altas de por sí, aumentaron aún más considerando este último factor. Y el resultado es una mezcla de elementos: algunas positivas y otras negativas. Lo que sí es cierto, es que ir al cine a ver una película de Nolan nunca se había sentido tan extraño…
¿De qué habla Tenet?
Quien diga que comprendió del todo “Tenet” está mintiendo…
Como buena película de Christopher Nolan, la narrativa se absorbe en su propia lógica interna, obsesionada por hacer sentido por y para ella. Pareciera ser que la prioridad del filme es cerrar el circuito lógico de la historia y, por lo mismo, el resultado final es un entramado hermético del cual se logra comprender solo la superficie.
El argumento básico sigue a El Protagonista, representado por un reservado John David Washington (El infiltrado del KKKlan), un aparente agente de la CIA que es contratado por una organización sin nombre para salvar al mundo de una Tercera Guerra Mundial.
La guerra no es nuclear, como muchos pensarían, sino temporal. Y ahí entran las justificaciones cuánticas y físicas para validar la existencia de unas especies de máquinas que permiten revertir la temporalidad de objetos y personas y que logran coexistir en el mundo tradicional que mantiene una temporalidad lineal.
De acá se desprenden escenas magníficas de peleas, persecuciones de autos e incluso un ataque planificado a un aeropuerto con un avión y lingotes de oro. “Tenet” pareciera ser la película de Nolan más cercana a un nuevo James Bond.
La trama es compleja y por eso no hay que intentar comprenderla en demasía. Nolan introduce el pacto de verosimilitud con su audiencia de manera tan extrema que uno lo acepta o corre el riesgo de entramparse a cada minuto que avanza la película dudando de todo lo que dicen sus protagonistas. Si uno acepta todo lo que dice como cierto, el viaje es más ameno y uno comprende lo justo y necesario para que el filme tenga sentido y coherencia.
Pero ahora vamos a los puntos específicos de esta narrativa… y cuáles son efectivamente un aporte a la totalidad de la película y cuáles no.
Lo técnico…
Así como el entramado narrativo es calculado y perfecto, también son las aplicaciones técnicas de la película.
El trabajo de sonido goza de una precisión incomparable, igualando o superando su trabajo en la galardonada “Dunkerque”. La banda sonora, compuesta por Ludwig Göransson (ganador del Oscar por su trabajo en Black Panther), también trabaja a la perfección con el resto de los elementos. A cada paso que da la cinta, la tensión que se transmite hacia el espectador es responsabilidad casi exclusiva del sonido y la música.
Por otra parte, las escenas de acción -elemento habitual en las últimas producciones de Nolan, sobre todo con El Origen y Batman- gozan de una precisión exacta, llegando a maravillar. Uno sale de la sala preguntándose cómo se grabaron todas esas secuencias en reversa, ratificando una vez más la maestría del británico por el impacto visual en sus películas.
Las explosiones, los conflictos, las persecuciones y las escenas de batalla militar de Tenet vienen una tras de otra y no paran de sorprender a la audiencia. Ahora, combinamos todo esto con el retrato de una élite social mundial en donde los protagonistas cambian de ciudad y país en cada escena, el resultado es más parecido a una película de James Bond que a una obra tradicional que acostumbramos de Nolan. Lo que nos lleva al punto dos…
El cine de Christopher Nolan
Se suele pensar que el sello de Christopher Nolan como director es la temática temporal… pero la verdad es que esto dejaría fuera una de sus mejores producciones (si no la mejor): la trilogía de Batman. Por lo que su sello es en realidad otro, que surge como trasfondo final a la hora de hablar del entramado temporal que siempre propone Nolan en nuevos formatos.
Si observamos otras películas del director, siempre el punto base con el cual todas encuentran unión es la reflexión que genera en torno a la humanidad y la vulnerabilidad en cada una de sus historias. De alguna forma u otra, Nolan siempre introduce la reflexión de la humanidad como espacio de salvación del ser humano. Es la delicadeza de sus personajes la que los acerca al espectador y el entramado teórico es siempre una excusa para poner de relieve esto.
En “Memento”, por ejemplo, el personaje principal, Leonard, es motivado por la venganza de su esposa y la reflexión se produce cuando nunca logra saciar esa emoción. En la trilogía de “Batman”, Bruce Wayne vive atormentado por los sacrificios que tiene que hacer para proteger Gotham.
En “Inception”, asimismo, el personaje de Leonardo DiCaprio tiene como única meta conseguir su libertad para lograr ver a sus hijos nuevamente y toda la trama de la película se basa en la vulnerabilidad del personaje de Cillian Murphy ante su padre.
Y en “Interestellar” toda la trama cobra sentido por el vínculo entre Cooper y su hija Murphy.
Finalmente, lo que dota de sentido a estas tramas es siempre la vulnerabilidad de sus personajes y la gran interrogante de lo humano que instala Nolan en sus producciones.
Todas sus obras parecen apuntar, de una manera u otra, hacia una salvación anclada en el aspecto humano de sus personajes. En aquellos mundos grises descompuestos que propone, es siempre ese vínculo afectivo el que los ancla a la realidad e introduce ese pequeño aire de esperanza en sus espectadores. En todas sus tramas introduce sutilezas en torno al Bien y el Mal como temáticas generales. Sus personajes no se sitúan en uno u otro, sino que están siempre en ese límite difuso, transitando como todo ser humano normal.
Lo que tienen en común todas estas cintas, es que todos sus personajes proponen un vínculo contundente con la audiencia, una sensación de identificación.
Lo cual nos lleva al siguiente punto…
“Tenet” y sus personajes…
El gran problema con “Tenet” es precisamente su precisión y perfección. Sucede en esta trama que no hay espacio para lo humano. Entra en pequeños momentos, en pequeñas reflexiones acerca de un mundo futuro que fue destruido por completo. Pero en la trama general los personajes se perfilan fríamente.
Si tomamos al protagonista como ejemplo se evidencia de manera extremadamente clara. No sabemos nada de él. No sabemos su nombre. No sabemos cuáles son sus intereses, sus dolores, cuáles son sus traumas, sus gustos. En esencia es un personaje sin personalidad y eso sucede con casi todos los personajes del filme.
Incluso el rol femenino, representado por Elizabeth Debicki, denota sensibilidad aun cuando desde un punto de vista racional. Un papel acotado a su rol de madre que se enuncia constantemente, pero que no se llega a instalar como tal.
El resultado es que “Tenet” se trata efectivamente de lineas temporales y acción, y no existe una reflexión subyacente como las que solíamos encontrar en otras producciones de Nolan. Se enuncia de manera racional en el discurso de la película, pero no se articula a través de sus personajes.
Este mundo de yates millonarios y de naciones en guerra es lejano. Y ahí en donde la trama de “Inception” tenía todo el sentido del mundo y uno se podía imaginar una mafia de los sueños coexistiendo con nosotros en nuestra realidad, acá parece lejano pensar en una sub-guerra temporal desarrollándose en nuestro mundo actual.
La racionalidad de este guion es lo que le juega en contra a la emocionalidad que muchas veces logramos encontrar en estas películas. Y es ahí en donde queda coja.
El espectador no logra relacionarse con ninguno de los personajes de manera directa, no logra empatizar con ellos. Y aunque suene absurdo, esa conexión vicaria es fundamental para cualquier película porque es en esencia la base del cine.
E irónicamente el personaje que más profundidad tiene es el villano, Sator, un multimillonario ruso traficante de armas, violento y celoso que desea acabar con el mundo entero.
Conclusiones…
Mientras más resumo y describo la película más me suena a una película de James Bond. Y es que esta producción se asemeja bastante, solo que con una trama temporal de por medio.
“Tenet” es sin duda una producción que roza la perfección en aspectos técnicos y que cualquier fanático del cine de acción o de películas de “Rápido y Furioso” va a tener en su lista predilecta de películas. Pero para aquellas personas que buscan en el cine algo más que solo entretención, la película falla en la construcción de sus personajes y en dotarlos de vulnerabilidad y sensibilidad.
Ahora bien, la contingencia actual tampoco favoreció a la película. La sensación de volver a pisar un cine post pandemia fue extraña, y en ese sentido una trama hermética y distante quizás no fue lo mejor. Lo que veía en pantalla me resultaba ajeno.
Ajeno a mi. Ajeno a mi realidad. Ajeno a un mundo que por todas las circunstancias ha superado la ficción de manera notoria en los últimos meses. Ajeno a un mundo que pide, por sobre todas las cosas, humanidad.