Uno de los últimos estrenos de la plataforma de streaming Netflix, llega de la mano de dos talentos con quienes ya hemos construido un vínculo de confianza. Paramos todo y le damos play. Ni Steve Carell (The Office, Virgen a los 40) ni Greg Daniels (The office, Parks and Recreation, Saturday Night Live) nos han decepcionado antes, ¿por qué lo harían ahora?
Mark Naird (Carell) es un uniformado de alto rango que, tras recibir un ascenso, tiene la importante y, en un principio, irrisoria misión de asumir el liderazgo de la reciente fuerza militar del país, que el presidente acaba de anunciar a través de twitter: la fuerza espacial.
El objetivo es claro: poner a Estados Unidos una vez más sobre la luna. Para ello, tendrá que mudarse junto a su familia y se enfrentará a una lista de desafíos, como entrenar profesionales competentes, administrar fondos estatales y establecer un vínculo ético entre la ciencia y la exploración espacial. Todo esto mientras lidia con problemas junto a su peculiar esposa (la siempre irreverente Lisa Kudrow) y una hija adolescente que se siente abandonada (Diana Silvers).
Fuerza espacial: más que una simple comedia
Motivada por la reciente creación de la fuerza espacial de los Estados Unidos, este nuevo proyecto está cargado de sátira. Desde los primeros minutos del primer capítulo la burla hacia la poca seriedad del mandatario norteamericano se hace evidente. En una entrevista para Netflix, Carell afirma que en un principio “no había idea, era un show basado solamente en el nombre que hacía reír a todo el mundo”.
Y es que la idea de una rama de servicio uniformado que se dedique a prepararse para combates espaciales, parece salida de una serie ochentera de ciencia ficción. O de una comedia, al menos. Sin embargo, es un hecho desde el 20 de diciembre de 2019 y hasta hace poco presentaron su bandera oficial.
Tras la creación oficial de esta área de servicio, Trump aseguró que Estados Unidos está liderando por mucho en cuanto a seguridad nacional se refiere, aunque el objetivo de esta esta división no es la de poner directamente tropas en el espacio, sí es la de proteger los satélites de vigilancia, información o comunicación que el país tiene actualmente en órbita. Evidentemente que, en caso de que la tecnología y los conflictos políticos avancen a pasos agigantados, Estados Unidos correrá con algo de organización en ventaja.
Pero lo que parecía hasta hace poco pura especulación cinematográfica, comienza a tomar cada vez más forma y la serie se encarga de volver todos estos conflictos en una situación de comedia inteligible: el entrenamiento de militares para batallar en zonas sin gravedad, nuevas políticas ante espías internacionales, nuevas tecnologías y experimentos científicos, etc.
¿Pasa la prueba?
Cuesta emitir una opinión en torno a “Fuerza espacial”. Es una idea creativa, novedosa y que promete muchísimo, pero que no alcanza a entregarnos todo de sí. En diez capítulos, de casi media hora cada uno, nos narra el enredo mental de un militar que ve su vida de cabeza al lidiar con un problemón familiar mientras dirige una importante tarea gubernamental, sin embargo no logra decidirse por su objetivo.
La serie, asimismo, carece de unidad y cohesión, ya que parece ser, justo como los mismos creadores narran, una explosión de ideas cómicas a la cual le dieron un hilo conductor algo sentimental que no terminó convenciendo a nadie. No va más allá y los espectadores no tenemos claro a qué juego se nos está haciendo jugar. No es deficiente, mas termina dejando un gusto semi amargo en los labios: parece que se ha invertido tanto en ella y se ha logrado tan poco.
Aunque desaprovecha a Lisa Kudrow (su personaje podría haber aportado muchos más momentos cómicos si se le hubiese dado más tiempo en pantalla), explota el rango de Steve Carell: lo aleja de la ternura incómoda que nos producía como Michael Scott y nos lleva hacia el lado dramático de sus expresiones, que es un área en la cual es poco conocido, pero en la que es capaz de desenvolverse con versatilidad.
Creo que vale la pena si es que son creyentes en lo que se puede llegar a explorar en este tipo de comedias. La experiencia nos ha demostrado que la primera temporada es siempre una apuesta compleja (ni The Office ni Parks and Rec tuvieron un buen arranque), así que, por ahora, no nos queda más que esperar a ver si la renuevan, porque de seguro que la fuente principal de inspiración va a seguir twitteando ideas.