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Directoras del terror: el ojo fílmico femenino en el género – Parte Uno

Un nuevo Halloween terminó hace unas semanas, los niños ya pidieron dulces, las brujas hicieron sus rituales y se publicaron incontables rankings tipo “Las 10 mejores películas de terror” o las típicas recomendaciones por parte de la crítica y los medios. Solo queda preguntarles: ¿cuántas de esas películas de terror de los listados fueron dirigidas por mujeres? ¿Sabemos siquiera si hay mujeres directoras de filmes de terror?

En este artículo, que dividiremos en dos partes, elaboraremos una pequeña historia del cine de terror dirigido por mujeres desde los inicios del género hasta los años ‘90 y, de esta forma, contribuir en la visibilización de las exponentes de este trascendental género.

Una breve génesis

El cine de terror se caracteriza por su popularidad pues, debido a su permeabilidad, este permite encarnar miedos y cuestionamientos socioculturales diversos (por ejemplo de ‘La saga de los muertos’ de George Romero, que se constituye como una crítica a la sociedad de consumo), utilizando la configuración de los monstruos, eventos sobrenaturales o desastres naturales, para plasmar y reflexionar sobre política, cultura, ética, sexualidad, etc.

Sus antecedentes en occidente se encuentran en el origen de la literatura: los relatos homéricos y las epopeyas de Gilgamesh, proporcionaron los primeros arquetipos de brujas, bestias y monstruos ficticios, elementos que se han perpetuado a lo largo de la historia; la Divina comedia’ de Dante Alighieri integra ambientaciones, imaginarios y visualizaciones que rayan con lo terrorífico; Marlowe y, posteriormente, Goethe, presentaron a Fausto, “el hombre que vende su alma al demonio” y, junto con ello, una de las más destacadas representaciones del “demonio carismático y encantador” de la ficción: Mefistofeles.

Posteriormente, la británica Mary Shelley dio vida a Frankenstein, Lord Byron y John William Polidori introdujeron las primeras historias de vampiros, cuyas características proporcionaron los componentes para que Bram Stoker elaborase ‘Drácula’.

Además, Sheridan Le Fanu configuró no solo a la vampiresa, también la primera personificación de la Femme Fatale. Edgar Allan Poe, por su parte, logró popularizar la novela gótica y las narraciones misteriosas y oscuras. Con estas influencias, no es de extrañar que los primeros relatos cinematográficos de ficción se remontaran a reproducir estos relatos.

La primera película de terror estrenada fue un corto de tres minutos llamado ‘Le Manoir du Diable’ (1896), dirigida por George Méliès, en la que este personificaba a Mefistofeles, una entidad que mezclaba las características de los personajes de Johann Wolfgang von Goethe y Polidori, siguiendo más o menos la estructura narrativa de las cintas de horror que hoy conocemos e inaugurando el género en el séptimo arte.

Para el 1900, los proyectos audiovisuales empezaron a generar una industria fructífera que se expandía rápidamente, esto se debía a lo inexplorado y fértil que era el medio, la falta de cánones y referentes académicos permitían la experimentación con diversas técnicas y relatos. Los cineastas lograron integrar tanto arquetipos como relatos literarios, que brindaron una copiosa fuente de ideas para llevar a la pantalla. 

Alice Guy Blanché, la primera directora de cine de la que se tenga registro, adaptó la primera versión del ‘The pit and the pendulum’ (Edgar Allan Poe, 1913), sin embargo Blanché transforma esta obra en un filme épico/dramático, alejándose del género de terror.

The pit and the pendulum – Alice Guy

Las primeras del género

Al preguntarse quiénes fueron las primeras mujeres en dirigir cintas de terror, uno se puede encontrar con la incómoda verdad de que, a pesar de lo popular del género, recién en los años ‘40 aparecen los primeros atisbos de directoras involucradas en el horror

En este sentido, la artista, performer y cineasta Maya Deren, en colaboración con su marido, Alexander Hammid, dirigieron la cinta ‘Meshes of the Afternoon’ (1943), su primera película experimental, de 14 minutos de duración, que colinda con el tópico del horror psicológico

Este cortometraje narra los acontecimientos de una mujer que, en sus sueños, persigue a una extraña figura encapuchada. Durante el transcurso de la filmación, ella se encuentra consigo misma en diferentes escenarios oníricos, hasta llegar al punto de intentar asesinarse a sí misma, siendo detenida por un misterioso hombre que la guía hasta su cuarto, dándose cuenta de que todo lo que ocurría en su sueño estaba realmente sucediendo. 

Esta producción toma como referente los trabajos tempranos del español Luís Buñuel en colaboración con el pintor Salvador Dalí, asimismo como aspectos del cine noir, reproduciendo las experiencias del actuar del subconsciente y cómo éste interpreta las experiencias emocionales y psicológicas de los individuos. 

Si bien este trabajo de Deren se aleja un poco del cine de terror tradicional de la época, es posible encontrar ciertas intersecciones con el género que se replicarán en sus obras posteriores, trabajando con elementos del vudú, la psicología, arte surrealista, etcétera; de igual forma, desarrolla técnicas de edición cinematográficas como la exposición múltiple, jump-cutting, superimposition, slow-motion, entre otros, transformando los espacios físicos y el tiempo cinematográfico, permitiéndole simular estados de conciencia a través de la pantalla.

Al cumplirse más de 50 años desde que las narrativas de horror establecieron un nicho en los medios audiovisuales, integrando toda clase de bestias y monstruos que sacudieron al público del período, al adentrarnos a la segunda mitad del siglo XX, las preocupaciones, prioridades y gustos de la audiencia comenzaron a cambiar: con la migración, rebeliones sociales, la caída de la bomba atómica y la proliferación de enfermedades, presenciamos el desarrollo de criaturas como los zombies, los animales colosales y la llegada de seres de otros mundos; se incrementaron, además, las temáticas de mutaciones y transformaciones debido a las experimentos científicos, llevando al límite el arquetipo del Sr. Jekyll y Mister Hyde

No obstante, a fines de los años 50s y principios de los 60s, los conflictos políticos y movimientos sociales provocaron que la forma de plantearse el terror cambie: en 1960 se estrena la película ‘Pepping Tom’, de Michael Powell, considerada la progenitora del género slasher; ese mismo año se exhibió ‘Psycho’, de Alfred Hitchcock, largometraje pionero, según la crítica, del género de suspenso psicológico, cimentando las bases para la construcción de nuevos aspectos narrativos y cánones. 

Los renovados fundamentos que otorgaron las películas de Powell y Hitchcock permitieron la incursión en un nuevo lenguaje cinematográfico más explícito, que permitió incorporar nuevos discursos y dinámicas. 

Establecidos estos nuevos elementos, Stephanie Rothman junto a Jack Hill escribieron, dirigieron y produjeron ‘Blood Bath’ (1966), cinta de terror/exploitation de bajo presupuesto. Este fue el debut en dirección de Rothman, quien hasta entonces solo había colaborado en la industria como productora ejecutiva. 

Al año siguiente, Rothman hace un trabajo en solitario con una cinta llamada ‘It’s a Bikini World’ (1967), comedia musical de narrativa feminista y que definirá el estilo de la directora, utilizando elementos del exploitation para construir relatos únicos y frescos, donde se subraya la equidad de género y sus heroínas son independientes, sororas y abiertas en cuanto a su sexualidad

En su cuarto filme, ‘The Velvet Vampire’ (1971), vuelve a incursionar en el terror, usando muchos de los aspectos del género que dialogan en intersección con un triángulo amoroso: Lee Ritter y su esposa vampiro, Susan, aceptan la invitación de la misteriosa Diane Le Fanu (clara cita al escritor del mismo apellido) para ir a la desértica región donde esta última vive. Pronto, la tensión se introduce en la pareja cuando se convierten en el objeto de seducción de Diane, quien es una vampiresa de más de 100 años. 

Además de hacer una adaptación libre del la historia de ‘Carmilla’, es interesante observar cómo la relación lésbica entre ambas mujeres se desenvuelve en el metraje, pues Rothman, quien demuestra su comodidad con la desnudez y la sangre, maniobra el morbo de manera tal en que no se convierte en un fetiche, haciendo sus trabajos divertidos sin ser ofensivos. Las siguientes producciones de Stephanie Rothman como directora se alejan del horror y se centrarán mucho más en la comedia, el thriller y, en especial, en el sex exploitation: ‘Group Marriage’ (1973), ‘Terminal Island’ (1973) y ‘The Working Girls’ (1974).

Durante los 70’s y 80’s, las mujeres comienzan proliferar con mayor fuerza en el cine de terror, marcando terreno sobre todo en el cine de calificación B, el cual permitía mayor libertad narrativa y dinamismo en cuanto a temáticas. 

En 1973 debutó Gloria Katz, codirigiendo con Willard Huyck el filme ‘Messiah of Evil’. Más tarde, el matrimonio se haría famoso por realizar los guiones de ‘American Graffiti’, ‘Indiana Jones and the Temple of Doom’ y ‘Howard the Duck’

Posteriormente, se estrenó ‘The Haunting of M.’ (1979), de Anna Thomas (conocida por ser una de las guionistas de ‘Frida’ del 2002), quien también escribió y produjo la cinta. Esta cuenta la historia de una familia europea perseguida por un antiguo espíritu. 

En 1980 se estrena ‘The Godsend’, de Gabrielle Beaumont, escrita por su esposo Olaf Pooley, película de terror que se enfoca en lo supernatural y con una clara influencia en ‘The Omen’ (1976). 

El mismo año, Barbara Peeters, directora y guionista de cine y televisión, junto a Jimmy T. Murakami (no acreditado), tomaron la dirección de ‘Humanoids from the Deep’, película de terror y ciencia ficción, reactivando el arquetipo de los monstruos generados mediante experimentos y mutaciones para producir criaturas homicidas, tomando ciertos rasgos del filme ‘Creature from the Black Lagoon’ de 1954, misma inspiración que tuvo John Carpenter para The Thing.

En la segunda parte de este artículo, nos adentraremos en el slasher y el terror de los ’80, además de hablar sobre diversos argumentos propuestos por académicas acerca del cine de terror y su planteamientos sobre los roles de género.

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