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The Spy: Drama, espionaje y conflictos en Guerra Fría

Basada en la historia real del espía israelí, Eli Cohen, la miniserie The Spy nos relata cómo este agente del Mossad logra infiltrarse en lo más alto del poder sirio a principios de los ’60.

Inspirada en el libro El espía que vino de Israel (1975), de Uri Dan y Yeshayahu Ben Porat, esta serie es de producción franco-inglesa (distribuida por Netflix) por lo que no encontramos la acción trepidante de clásicos como 24 o Homeland. Sin embargo, el acabado europeo y la intriga bien hilvanada forman parte de los aciertos de esta producción, la cual se desarrolla en solo 6 episodios. Ideal para un minimaratón de domingo por la tarde.

Contexto histórico

Sin ánimos de ponernos sesudos o simplistas, el drama toma lugar en la primera mitad de los años 60s. Época sumamente conflictiva a nivel mundial, basta solo leer sobre la crisis de los misiles en Cuba, la Guerra Fría o el surgimiento de las dictaduras en Latinoamérica, para recordar que el mundo estuvo a nada de irse al más allá.

En este caso nos enfocamos en Israel, nación que llevaba apenas 12 años de fundada y que desde el 14 de mayo de 1948 siempre ha estado (justificadamente o no) en riesgo y en pro de sobrevivir ante números enemigos. Tal es el caso de Siria, nación con la que se presentaba un tenso conflicto (aún sin estallar) para el momento histórico de la serie.

Toda esta ambientación, bien llevada, suma tensión y suspenso a la trama en todo momento.

No obstante, las acciones y desventuras del agente 88 (Eli Cohen, interpretado por Sasha Baron Cohen) son, en gran medida, una ficcionalización, ya que mucha de su labor para el Mossad permanece desconocida para el público en general o sin confirmación por fuentes oficiales, por lo que no recomendamos basarse en esta serie para dar una cátedra sobre el personaje.

La trama está muy bien armada. La sucesión de acciones, desventuras y aciertos se dan con buena fluidez, llevándonos por un viaje que vale la pena ver. El suspenso está acechando en cada nueva escena. Aunque no existan tiroteos épicos, el protagonista está, minuto a minuto, poniéndose en riesgo para lograr sus objetivos, haciendo que nos preguntemos: “¿cuándo lo van a atrapar? ¿cuándo va a cometer un error?” No encontrarás atascos en la velocidad de la narración, cosa que se agradece en un drama de espías europeo.

El plato fuerte es la caracterización de Sacha Baron Cohen en el rol protagónico. Mucho ha pasado desde el aclamado/odiado documental Borat (2006) y es notable el crecimiento como actor que presenta Sacha. Esto se ejemplifica en que el mayor temor de la hija de Eli Cohen (que un comediante representara a su padre) desapareció al ver a este polémico artista en la piel del agente 88. Llegando a recordarle a su papá un par de veces. Definitivamente la transición bien lograda -de la comedia polémica al drama intenso- que ha conseguido el actor con los años, le da un plus importante a la serie. Es como ver a Robin Williams de villano en Insomnia.

Aunque los personajes secundarios y antagónicos puedan rayar, a veces, en lo unidimensional, plano y algunas situaciones puedan parecer meras decoraciones, The Spy se mantiene como un drama de espionaje sólido y que deja un buen sabor de boca (a pesar de la gravedad de su material fuente) después de visto.

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