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La historia de Chile relatada en 18 canciones para toda época

Vivimos el afamado y vilipendiado 18 de septiembre hace unas semanas, un cumpleaños de la patria que fue poco usual: en medio de una pandemia y una crisis social. Puede que no hayamos tenido fondas ni cueca hasta altas horas de la noche, pero sí tuvimos una celebración especial -para la el 80% del país- con el triunfo del Apruebo el pasado 25 de octubre, pasando a los anales de la historia de Chile.

En ese contexto, en La Máquina recopilamos algunas de nuestras canciones más históricas que trascienden épocas y generaciones.

Hicimos un repaso por toda nuestra historia nacional y reunimos canciones que representan la esencia de cada una de las épocas que le ha tocado vivir a esta larga y angosta franja de tierra. Desde que llegaron los indios con los españoles, hasta el histórico momento que estamos viviendo en la actualidad.

La historia de Chile como nunca antes te la habían contado: con soundtrack.

Arauco tiene una pena: La conquista de Chile

Nuestra emblemática cantautora Violeta Parra le dedicó una de sus más entrañables canciones al pueblo mapuche en 1962, titulada Arauco tiene una pena.

“Del año mil cuatrocientos / Que el indio afligido está / A la sombra de su ruca / Lo pueden ver lloriquear / Totora de cinco siglos /Nunca se habrá de secar /Levántate, Callupán”, se escucha entre sus nostálgicos versos. “Adónde se fue Lautaro / Perdido en el cielo azul / Y el alma de Galvarino /Se la llevó el viento sur”, agrega la cantautora, relatando magistralmente los inicios de la Guerra de Arauco.

Con su lucidez y sátira social característica, Violeta extiende su relato hasta el conflicto mapuche actual: “Ya no son los españoles / Los que les hacen llorar / Hoy son los propios chilenos / Los que les quitan su pan / Levántate, Pailahuán”.

El cautivo de Til Til: La Independencia

Pasaron casi trescientos años de dominación española y Chile comenzó a desprenderse de sus cadenas que lo ataban al imperio castellano. Una de las figuras más icónicas de la Guerra de Independencia fue el guerrillero Manuel Rodríguez. Su trágica muerte en 1818, a manos de agentes del gobierno de Bernardo O’Higgins en la localidad de Til Til, convirtió al joven abogado en una auténtica leyenda.

Maestro del disfraz, del espionaje, guerrillero y demócrata convencido, su audacia e idealismo fueron inmortalizadas por la canción de Patricio Manns El cautivo de Til Til en 1966.

“Dicen que era como un rayo / Cuando galopaba / Sobre su corcel / Y que al paso del jinete / Todos le decían /Por nombre: Manuel”, se escucha entre los versos de la canción, para rematar de forma melancólica con “Yo no sé si volveré / A verle libre y gentil / Sólo sé que sonreía / Camino a Til-Til”. A la canción, súmenle varias películas y hasta una teleserie sobre el personaje. Y claro, el billete de dos mil pesos.

Himno de Yungay: La primera guerra contra Perú y Bolivia

La guerra contra la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839), impulsada principalmente por el poderoso ministro Diego Portales, fue el primer conflicto internacional del Chile post independencia. Hasta ese minuto, primaba un sentimiento americanista, pero este encuentro vino a reafirmar la identidad nacional. A partir de aquí, los chilenos se percibieron distintos a los peruanos y los bolivianos.

El triunfo en la batalla de Yungay, que significó la victoria para Chile y el fin de la confederación, catapultó al general Manuel Bulnes, líder de las fuerzas chilenas, como candidato presidencial. El Himno de Yungay, compuesto en 1839 con música de José Zapiola y letra de Ramón Rengifo, prácticamente le pavimentó el camino a La Moneda a Bulnes. Su gobierno, que se extendió entre 1841 y 1851, tuvo como banda sonora el coro de “Cantemos la gloria / del triunfo marcial / que el pueblo chileno obtuvo en Yungay”.

No obstante, su represivo mandato no dejó contento a todo el mundo. Se trató de la segunda década de gobiernos conservadores, quienes reprimieron fuertemente a la oposición liberal. A modo de protesta, la oposición compuso una parodia del himno: “Lloremos los males / Del triunfo fatal / Que con mil desgracias / Se adquirió en Yungay”. Es más, el creador del himno original, José Zapiola, fue un férreo opositor a Bulnes, quien lo relegó a Chiloé.

Sea como sea, la canción fue tan popular que llegó a ser considerada un segundo himno nacional en la historia de Chile. Aun hoy es una de las marchas militares chilenas más conocidas de todos los tiempos.

Adiós al 7° de línea: la Guerra del Pacífico

1879. Estalla la Guerra del Pacífico. Nuevamente Chile entra en guerra con sus vecinos del norte, y nuevamente triunfa.  Como homenaje al Regimiento 7° de Línea “Esmeralda”, los uniformados Gumercindo Ipinza y Luis Mancilla compusieron la marcha militar “Adiós al Séptimo de Línea” durante la guerra.

La popularidad de su creación fue tal, que hasta hoy es una de las canciones más emblemáticas del Ejército de Chile; dio pie al título de la novela homónima de Jorge Inostroza, y fue la banda sonora de la serie basada en la misma novela, Adiós al Séptimo de Línea, estrenada por Mega en 2010.

Cueca de Balmaceda: la Guerra Civil de 1891

Tras la nueva victoria militar, nuestro país pasó por una época de bonanza económica gracias al salitre conquistado. No obstante, la discusión sobre cómo administrar las nuevas riquezas llevó a una creciente polémica entre el gobierno del presidente liberal José Manuel Balmaceda, quien realizó una fuerte inversión en obras públicas y en la modernización del país, con el parlamento, el cual se opuso a gran parte de sus medidas.

Esto sumado al creciente autoritarismo que había adquirido su gobierno, derivó en la guerra civil de 1891. El conflicto terminó con la victoria del congreso y el derrocamiento del presidente, quien después se suicidó una vez concluido su mandato presidencial, el 19 de septiembre de 1891.

A pesar de su trágico final, Balmaceda se convirtió en una suerte de santo popular y en un icono de la izquierda. En su memoria, la banda Quilapayún le dedicó el tema Cueca de Balmaceda en 1969:

“Triunfó como se sabe / Y es evidente /Castigar al pechoño / Mi vida, por insolente”, dicen los versos de la canción, para rematar con un “Por insolente, sí / Y a los banqueros / Y a los explotadores / Mi vida, por usureros. / Seré mientras yo exista /Balmacedista”.

Qué tal. La cueca no podía faltar en este listado:

La cantata de Santa María de Iquique: la Cuestión Social

1907. Chile conquistó un desierto rico en salitre tras la Guerra del Pacífico, pero sólo unos pocos privilegiados pueden gozar de estas riquezas, mientras que los obreros encargados de extraerlas viven en las más paupérrimas condiciones.

Exigiendo mejoras en sus condiciones laborales, los trabajadores de las salitreras San Lorenzo y Alto San Antonio se fueron a huelga y marcharon hasta Iquique, donde pernoctaron en la Escuela Santa María. Allí fueron masacrados por el Ejército de Chile. Mientras que el gobierno cifró los muertos en 126, otros hablan de 3600 víctimas.

La masacre se enmarca en el surgimiento de la cuestión social y el nacimiento del movimiento obrero y el sindicalismo. Estamos en el Chile del parlamentarismo, régimen surgido tras la guerra civil con un presidente bastante débil y parlamento poderoso, pero inoperante, el cual poco y nada hace para ayudar a los más desposeídos. Una hoya a presión que tarde o temprano iba a estallar.

La masacre se convirtió en una auténtica leyenda gracias a la canción de Luis Advis, La cantata de Santa María de Iquique, de 1969, una obra musical de más de 37 minutos de duración.

“Señoras y Señores / venimos a contar /aquello que la historia /no quiere recordar / Pasó en el Norte Grande / fue Iquique la ciudad /Mil novecientos siete /marcó fatalidad /Allí al pampino pobre /mataron por matar”, dice la mítica introducción.

Cielito Lindo de Alessandri: El fin del Parlamentarismo

Llegamos a 1920, los obreros y clases medias se han organizado para romper con el viejo parlamentarismo, y la gran esperanza es su candidato presidencial: Arturo Alessandri, alias León de Tarapacá, abanderado de la Alianza Liberal, quien se enfrentó en un reñida elección a Luis Barros  Borgoño.

Su mítica campaña presidencial sacó a la política de los salones de la elite y la volcó a la calles. Fue una campaña tan rupturista como populista, donde el carismático candidato lanzaba críticas contra la “canalla dorada”, y entonaba la canción “Cielito lindo”.

Si bien se trata de una canción mexicana muy anterior, el comando de Alessandri cambió la letra de la siguiente forma: “En brazos de la Alianza, cielito lindo / va el gran Arturo / Y eso le significa / cielito lindo, triunfo seguro / Sí, ayayai, Barros Borgoño / espérate a que Alessandri / Cielito lindo, te baje el moño”.

Es poco probable que Alessandri haya pagado derechos de autor por el uso de esta canción. Lamentablemente no contamos con registros de la época de gente cantándola. ¿Alessandri cumplió con sus promesas durante su gobierno? Eso ya es otra historia.

Bajo los escombros de Chillán: el Terremoto de 1939

1939. El terremoto de Chillán ha dejado la provincia de Ñuble en ruinas y a una cantidad de muertos que oscila entre los 5600 y los 30.000 según distintas fuentes.

La devastación es tal, que el presidente Pedro Aguirre Cerda visita la zona, anuncia la creación de una Corporación de Reconstrucción y Auxilio, y adelantó una de sus grandes promesas de campaña: la creación de la CORFO, corporación emblema del modelo ISI, industrializador y proteccionista.

La tragedia motivó al músico Víctor Acosta a componer el mismo año el vals Bajo los escombros de Chillán. Un vals cuyos versos aún recuerdan los más viejos de la provincia:

“Ya paso el temblor / que enluta los suelos / nuestro presidente / infunde valor (…) Corrí por las calles / como enloquecido / buscando a mis padres /sin poderlo hallar / si está muerto o vivo / bajo los escombros / del que fue mi hogar”.

El rock del mundial: la copa de 1962

Gracias a las gestiones de los dirigentes deportivos Juan Pinto Durán y Carlos Dittborn, animados por la filosofía de “porque no tenemos nada, lo queremos todo”, la ANFP se embarcó en una aventura que parecía imposible para un país tan pobre como el Chile de los ´60: ser sede del mundial de fútbol.

Irónicamente Pinto Durán y Dittborn murieron antes de que se realizara el mundial, pero su legado dio frutos: la selección liderada por Fernando Riera logró quedarse con el tercer lugar, sólo después de Brasil y Checoslovaquia.

Todo Chile se puso en modo fútbol para la ocasión. El encuentro dio el impulso definitivo a la televisión en nuestro país, y tuvo como banda sonora a la mítica canción de Los Ramblers El rock del mundial: “El mundial del 62 /es una fiesta universal /del deporte y del balón / como consigna general / celebrando nuestros triunfos / bailaremos Rock and Roll”.

La pegajosa canción fue la primera canción hecha para un mundial de fútbol e inició una tradición que persiste hasta hoy: desde entonces que cada cuatro años la copa del mundo cuenta con su propio tema musical.

Sol de Septiembre: la elección presidencial de 1964

Hubo una época en que todo Chile era Demócrata Cristiano. Desde el revolucionario Radomiro Tomic hasta la futura pinochetista Paty Maldonado llegaron a formar parte del partido de la flecha roja. Hoy la DC no es ni la sombra de lo que era, pero en su momento fue un partido de masas que movilizó a gran parte de Chile, y ello se vio reflejado en la campaña presidencial de 1964.

La década de los ´60 fue la década de las revoluciones en América Latina. Incluso en Chile todos querían la revolución (es el título de un libro, sin ir más lejos), la Democracia Cristiana recogió ese sentir y a partir de esto escribió un programa de gobierno, cuya lema era la “Revolución en Libertad”. Vale decir, era un proyecto revolucionario, por lo que era anticapitalista, pero al mismo tiempo en libertad, por lo que era anticomunista.

El encargado de ejecutar ese programa, que incluía entre otros puntos una reforma agraria y la chilenización del cobre, fue el candidato Eduardo Frei Montalva, un político bastante popular y respetado por su inteligencia y trayectoria política.

El himno de campaña, “Sol de Septiembre”, cuya melodía fue compuesta por Juan Amenábar y su letra por Miguel Arteche –futuro Premio Nacional de Literatura-, acompañó a la llamada marcha de la Patria Joven. Esta marcha movilizó a gente de Arica a Magallanes. Miles de columnas que, organizadamente, se pasaban la posta unas a otras, de modo que los últimos grupos convergieron en el Parque O´Higgins para el cierre de campaña de Frei. Allí el fundador de la DC pronunció uno de sus discursos más famosos ante la que fue la concentración política más grande hasta ese minuto en la historia de Chile.

El nombre de la canción y de la marcha no son casuales: los jóvenes era un nuevo actor en la política chilena, el grupo que estaba llamado a hacer la revolución, y Frei consiguió el apoyo de gran parte de la juventud chilena. La letra de la canción es bastante elocuente, de hecho: “Brilla el sol de nuestras juventudes / la noche muere en el ayer /es el fuego de nuestras juventudes /la patria es Frei”.

Este épico cierre de campaña, con su pegajosa melodía, y el apoyo de la derecha (quienes vieron en Frei el mal menor ante la amenaza de que ganara Allende) y la CIA, le permitieron a Frei llegar a La Moneda con un holgado 56% de los votos. Una de las votaciones más altas en la historia de Chile. La Revolución en Libertad había comenzado.

Preguntas por Puerto Montt: el gobierno de Frei Montalva

Llegamos a 1969, y la Revolución en Libertad ya da signos de declive. Muchos se han visto decepcionados por el gradualismo del gobierno de Frei, y otros están espantados por lo que consideran un gobierno en extremo izquierdizado.

Pero sin lugar a dudas que el momento más complejo para Frei fue la Matanza de Puerto Montt: 11 campesinos muertos a manos de carabineros durante el desalojo de una ocupación ilegal de terreno. Se sindicó al responsable político de la matanza al ministro del interior: Edmundo Pérez Zujovic, derivando en su salida del gabinete.

Los hechos generaron una indignación unánime, y movieron al cantautor Víctor Jara a componer una de las canciones más emblemáticas de la Nueva Canción Chilena, Preguntas por Puerto Montt. “Usted debe responder / Señor Pérez Zujovic / Por qué al pueblo indefenso / Contestaron con fusil”, acusa Víctor Jara en sus versos.

La rabia contra Pérez Zujovic no fue olvidada: el democratacristiano fue asesinado por el comando terrorista Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP)  en 1971.

https://www.youtube.com/watch?v=KD6PPld4e7c&t=1s

Venceremos: el triunfo de la Unidad Popular en las urnas

La elección presidencial de 1970 fue una de las más importantes del siglo XX chileno. El médico socialista Salvador Allende se presentaba como candidato presidencial por cuarta vez, pero esta vez llegaba con al izquierda unida y casi todos los artistas del país comprometidos con la Unidad Popular.

Esto se vio reflejado en el himno de la Unidad Popular: Venceremos. La canción, con letra de Claudio Iturra y música de Sergio Ortega, fue popularizada por las bandas Inti-Illimani y Quilapayún.

Para la campaña presidencial de Allende, el mismísimo Víctor Jara le hizo ligeros ajustes a la letra: “Venceremos /Venceremos / Mil cadenas habrá que romper / Venceremos /Venceremos / con Allende en septiembre a vencer”, dice el clásico coro.

El pueblo unido: la antesala del golpe

Es junio de 1973. Chile está quebrado por una profunda crisis política, social y económica. Ya se dio un fallido intento de golpe de Estado con el Tanquetazo, y la polarización ha alcanzado su máximo nivel.

El país está dividido entre quienes quieren sacar a Allende de La Moneda, y quienes defienden su debilitado gobierno. En éste último bando, se encuentra nuevamente la agrupación Quilapayún, quienes, siempre comprometidos con el pueblo, compusieron la canción de protesta El pueblo unido jamás será vencido. Su estreno fue en un masivo concierto en la Alameda, donde los músicos buscaron levantar la moral de los partidarios de Allende.

“De pie, cantar, que vamos a triunfar /Avanzan ya banderas de unidad / y tú vendrás marchando junto a mí / y así verás tu canto y tu bandera florecer / La luz de un rojo amanecer / anuncia ya la vida que vendrá”, dice su emblemática letra.

La canción se convirtió rápidamente en un clásico, y hoy es conocida internacionalmente, siendo interpretada en distintos idiomas y en distintas partes del mundo.

Santiago de Chile (versión de Los Búnkers)

Es 1975. Un golpe de Estado derrocó a Allende y Chile es gobernado por una férrea dictadura. Ante esta realidad, el cantautor cubano Silvio Rodríguez compuso la canción Santiago de Chile.

La letra en apariencia no menciona nada del contexto político, pero su letra es tan profunda como sutil:

“Allí ame a una mujer terrible / Llorando por el humo siempre eterno / De aquella ciudad acorralada /Por símbolos de invierno”, hasta ahí parece una canción de amor, pero en el coro dice “Eso no está muerto / No me lo mataron / Ni con la distancia /Ni con el vil soldado”.

Fue ese último verso lo que por poco hace que la censura de la dictadura impidiera que la canción fuera emitida en Chile. Por fortuna, la picardía del chileno fue más astuta: se argumentó que la canción no dice “ni con el vil soldado”, sino “ni con el beso dado”.

La canción fue reversionada por el grupo chileno Los Búnkers en 2010 y se convirtió en la banda sonora de la serie de TVN Los Archivos del Cardenal. El programa y la canción se complementaron de maravillas para transmitir el horror de la represión desatada por Pinochet.

La voz de los ´80

La canción más emblemática de la década en Chile. Este tema, que dio nombre al primer álbum de la banda de rock Los Prisioneros, fue estrenado en 1984 y se convirtió rápidamente en uno de sus más grandes hits.

Estamos ante un auténtico himno, y una de las grandes obras maestras de Jorge González. La letra lo resume todo a la perfección. “Algo grande está naciendo /en la década de los ´80 /ya se siente en la atmósfera /saturada de aburrimiento”, pegajosa, poderosa e inolvidable. Y por supuesto, la crítica social no podía faltar: “Mira nuestra juventud / que alegría más triste y falsa”.

Canción del No: el plebiscito de 1988

Se está acabando la década, y con ella la dictadura. Por lo menos esa es la gran esperanza de esta juventud a quien Jorge González llamó a abrir los ojos y ponerse de pie. Un himno en la historia de Chile.

Para el plebiscito de 1988, los chilenos debieron elegir entre prolongar la dictadura ocho años más con la opción Sí, o ponerle fin votando por el No.

Mientras que la dictadura realizó una mediocre franja política, caracterizada por el odio, el miedo, el culto a la personalidad del dictador y una copia poco digna de la franja opositora, desde el Sí la oposición desarrolló una poderosa mística, con un mensaje esperanzador y positivo que se vio reflejada en su inolvidable jingle de campaña: “Chile / La Alegría ya viene”, un coro y un slogan que movilizó al 55% de los chilenos a votar por el No.

Vuelvo para vivir: la Transición

Es 1991. La dictadura terminó, pero para muchos la Alegría todavía no llegaba, y aún hoy hay quienes dicen que nunca llegó. Lo concreto es que sí llegaron muchos exiliados que finalmente pudieron retornar a su país tras diecisiete años de dictadura.

Entre los retornados, estaba la banda Illapu, quienes compusieron la canción Vuelvo para vivir, sobre dicha experiencia. Un clásico en la historia de Chile.

“Vuelvo a casa, vuelvo compañera / Vuelvo mar, montaña, vuelvo puerto /Vuelvo sur, saludo mi desierto / Vuelvo a renacer amado pueblo”, se escucha entre sus versos, y en su clásico coro: “Vuelvo, amor vuelvo / A saciar mi sed de ti / Vuelvo, vida vuelvo /A vivir en ti país”.

Plata ta tá: el Estallido Social

Y pasaron 30 años de democracia. 30 años con el mismo modelo y los mismos políticos de siempre. Y luego el alza de los 30 pesos. Llegó el 18 de octubre de 2019… y el resto es historia.

El movimiento social que se desató ese día dio pie a un poderoso correlato cultural, donde diversos artistas, comprometidos con las demandas sociales, compusieron distintas canciones. Hasta ahora, la más escuchada es lejos el hit de Mon Laferte Platata ta tá. Mención especial merece Ana Tijoux con su canción Cacerolazo, compuesta sólo una semana después de iniciadas las protestas; también la nueva versión de El derecho de vivir en paz, canción original de Víctor Jara.

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