Ubicados en la comuna de Vitacura, hace más de 30 años que una dupla de diseñadores comandada por Ricardo Lavín y Luis Eduardo Covarrubias, ha trabajado en la siempre difícil alta costura en novias, vistiendo a centenares de futuras esposas, madrinas y una que otra Primera Dama.
Desde su taller, han sido testigo de la evolución del mercado de la moda en Chile, la llegada de las grandes cadenas, la apertura de un modelo donde la figura del diseñador va perdiendo peso en desmedro de un diseño que ya no es para toda la vida, sino que responde a una tendencia de temporada, que finalmente afecta a todo un sector que lucha por mantener su tradición; si a esto le sumamos un estallido social y una pandemia mundial que obliga a cerrar puertas, el camino de regreso es un MUST para los más pequeños.
En La Máquina conversamos con Ricardo Lavín para conocer un poco de este rubro de la alta costura en novias y reivindicar al diseñador nacional. “Estamos muy felices de volver, la semana pasada ya anunciamos que volveremos a recibir solo tres clientas por día, obviamente con todas las medidas necesarias y previa hora agendada, no es mucho, pero es un nuevo comienzo”, señala Lavín.
¿Cómo logran mantenerse en el tiempo?
Hoy más que nunca es un trabajo bien complejo, nuestra única herramienta es mantener los estándares de calidad. Aún queda gente que sigue buscando una prenda bien hecha, que no sea desechable. Una pieza que haya sido confeccionada por nosotros durará muchos años.
Existe otro tipo de gente que va más por lo que está “de moda”, algo más de tendencia, que seguro la siguiente temporada no volverán a usar. Nosotros apuntamos al primer tipo. Mantenemos un estándar clásico con algunos twists para darles un toque moderno, no se diga tampoco que nos quedamos en el pasado.
Por suerte, tenemos clientas muy fieles, que han traspasado el contacto de generación en generación, abuelas que nos traen a su nieta para hacer su vestido de novia y esas chicas más jóvenes nos derivan a otras amigas y así. También hemos mejorado nuestro Instagram que hoy en día es una ventana muy importante.
¿Es muy difícil diseñar un vestido de novia?
Fíjate que hoy en día es mucho más fácil, antes las chicas llegaban completamente en blanco, había que comenzar desde cero, descubrir en conjunto que es lo que querían. Con las redes sociales llegan con muchas ideas, nuestro trabajo ahora es traducir todo lo que ellas traen, llevarlo a la creación de un diseño y un posterior vestido. No conocen mucho de telas, eso sí; tenemos que realizarles una pequeña introducción, sobre caídas, texturas, para ir escogiendo la que sería ideal para ellas.
¿Cuánto tiempo tarda un diseño?
La confección de un vestido de novias es un proceso mucho más largo que el de una prenda común, por lo general nos demoramos 6 meses, desde que nos conocemos hasta que salen con su vestido terminado. Hemos tenido casos excepcionales de chicas que llegan con diseños comprados afuera que no eran lo que querían y hemos confeccionado uno que otro en 10 días, obviamente esto tiene un costo más elevado, porque implica tener costureras solamente trabajando para ellas.
¿Cuál es el sello de Covarrubias – Lavín?
Hoy está todo globalizado, antes los diseñadores chilenos tenían cada uno su nicho distintivo. Por ejemplo, Rubén Campos era conocido por los pabilos, Luciano Brancoli por el drapeo en sus diseños, yo era más del trabajo manual, entre la alforza y nervadura. Todo esto cambió por el famoso vestido en “agüita”, en el cual todos estamos inmersos. Si no sabes cuál es, es el típico pegado al cuerpo, como una camisa de dormir con más producción, entonces nuestro sello hoy es la calidad en el corte y el calce.
Creo que hay un boom por diseñar, hacer cosas diferentes, que está súper bien, pero muy pocos logran un buen trabajo en el calce y corte. Nos han llegado novias con vestidos hermosos, pero que se deshacen completos por dentro o que se les cae de un lado o les quedan sueltos en el escote.
¿Qué elementos de la alta costura en novias hay en el diseño Covarrubias-Lavín?
La ciencia de la alta costura es la TOILE, es una palabra francesa que significa lienzo. La Toile es un boceto en tela crudo, sobre el cual se plasma el molde inicial y con él realizamos las primeras pruebas sobre el cuerpo de la novia. Sobre este molde podemos cortar, coser, marcar, sin dañas una tela delicada. Podemos libremente corregir hasta llegar al diseño final.
¿Algún diseñador joven que te guste en su trabajo?
Sí, me gusta mucho Paulo Méndez y Sebastián del Real, por nombrar algunos, ambos mantienen sus sello característico con tradiciones de la alta costura.
¿Alguno internacional?
Sí. Valentino siempre ha sido mi norte desde que comencé en esto. Me gusta también toda este nuevo “refresh” en las colecciones de Balenciaga, Balmain y Louis Vuitton.
¿Qué cambios has visto en el rubro, sobre todo en la alta costura en novias?
El mundo de la moda ha cambiado bastante en Chile; viéndolo en mi rubro, como te comentaba, hoy puedes pedir un vestido de novia a China por el celular, puedes ir a una tienda de retail en el mall, comprar en crédito.
Se volvió un medio más frío, por ejemplo las modelos: antes hacíamos los desfiles y éramos como una familia, nos íbamos a cenar todos, ellas se interesaban, se preocupaban de cuidar los vestidos durante una sesión de fotos o un desfile, conversábamos, sabíamos de sus familias, te hablo de la época de Rosita Parsons, Lorena Valenzuela. Hoy es mucho más frío, la modelo llega, muchas no hablan español, tienen como 15 años, tampoco se interesan en quién eres o tu trayectoria, solo quieren terminar el trabajo rápido y cobrar.
Independiente de eso, nosotros seguimos haciendo lo que nos gusta, sin hacer mucho ruido, en otra época, como te contaba, hacíamos desfiles todas las temporadas con grandes colecciones, íbamos a los matinales, dábamos entrevistas, eso ahora ya no es rentable. Nos quedamos con lo sencillo, hay un momento mágico, en la última prueba de la novia, cuando miras sus ojos, probándose el vestido con el que dará un paso importante en su vida.
