“El día en que la Tierra explotó” no es una mala cinta. De hecho, entretiene, entusiasma y te hace viajar al pasado. Pero sólo logra eso.
Gracias a los amigos de BF Distribution, es que asistimos a una función especial de El día en que la Tierra explotó, la nueva cinta de los famosos Looney Tunes.
La película nos muestra la vida de Porky y el Pato Lucas, viviendo juntos, compartiendo experiencias y forjando una fuerte amistad. Pero, luego de recibir una orden de desalojo de su casa, deben buscar un trabajo estable para poder quedarse a vivir allí. En medio de esa búsqueda, descubren un malvado plan de un alienígena para apoderarse del planeta Tierra, convirtiendo a los humanos en zombis gracias a un chicle alterado. Así, Porky, el Pato Lucas y su amiga Petunia intentarán salvar al mundo de las garras alienígenas.
La cinta tiene todo lo que los Looney Tunes representan: su inocencia, su esencia y su humor noventero. Y si bien es una película entretenida y familiar, falla en la conexión con la nueva generación, con esos niños que no crecieron con estos personajes. Apela a la nostalgia y quizás debería quedarse allí.
En Revista La Máquina te contamos más sobre este filme que llega a las pantallas de cine este jueves 10 de abril.
UNA CINEMATOGRAFÍA CLÁSICA
El director de la cinta es Pete Browngardt, conocido por su trabajo en series animadas como Futurama y Uncle Grandpa. Actualmente está a cargo de los estudios de Cartoon Network y, por lo tanto, este es su primer largometraje sobre los Looney Tunes. Y debemos decir que su trabajo es correcto. La esencia de estos sesenteros dibujos animados está siempre presente, con situaciones más bien inocentes e ingenuas, con chistes de antaño que sacan una que otra risa, y con una nostalgia muy palpable. Pero también falla en lo más importante: querer acercarse a los nuevos tiempos, con una generación en la que estos personajes no fueron parte relevante de su infancia. No logra sintonizar. No hay conexión. Quizás la generación Alfa sí les diría: eso es todo, amigos.
El gran responsable de esto es el guion. Aquí vemos una historia contada en orden cronológico: la infancia de los personajes, sus dolores, su crecimiento y su adultez —a su modo, claramente—. Luego, la trama toma un giro peligroso al poner en riesgo a todo el mundo por un malvado alienígena que quiere convertir a todos en zombis. Después, hay un intento de plot twist que funciona y, de hecho, sorprende. Y como suele pasar en estas historias, todo debe terminar bien. Lo positivo es que se respeta la esencia, sus orígenes. Sin embargo, la historia no sabe conectar. Muestra smartphones y hay una crítica a los influencers de redes sociales, pero queda hasta ahí: se siente forzado. Es mejor que se apele a la nostalgia. Los Looney Tunes marcaron la infancia de generaciones enteras, y sería mejor que se quedaran ahí.
PERSONAJES ENTRAÑABLES
Pero algo no se puede negar: estos personajes son queribles. De sonrisa fácil, de recuerdos y nostalgia. Porky sigue siendo nuestro cerdito favorito. Nervioso y tímido, siempre quiere hacer lo correcto. Aunque es muy temeroso, está dispuesto a ayudar y enfrentarse al malvado alienígena. Por otro lado, está el eterno Pato Lucas, uno de los personajes más importantes de este universo. Con una personalidad completamente opuesta a la de Porky, el Pato Lucas sigue siendo ese pato impulsivo y loco. Valiente y atrevido, juntos hacen una dupla entrañable y representan muy bien el valor de la amistad sincera.
Luego está Petunia, el personaje femenino e interés amoroso de Porky. Inteligente y perspicaz, esta cerdita es una química que busca el mejor sabor de chicle del mundo y no descansará hasta conseguirlo. Pero, sin quererlo ni buscarlo, se convierte en la perfecta heroína, y gracias a ella, el mundo podría estar a salvo. Muy lindo personaje. Y, por último, está el malvado alienígena, que busca convertir a todo ser vivo en un zombi chiclero. Sin embargo, el alienígena no es lo que aparenta ser, y sorprenderá con un importante giro en su personalidad. Muy buen plot twist.
El día en que la Tierra explotó en palabras simples…
El día en que la Tierra explotó no es una mala cinta. De hecho, entretiene, entusiasma y te hace viajar al pasado. Pero sólo logra eso. No sintoniza bien con esa generación que se crió con pantallas y no con la televisión por cable ni su canal de Cartoon. Se agradece el esfuerzo, pero no fue suficiente. Eso es todo, amigos.